El Mercado de San Juan es enorme, es absorbente y tiene toda la frescura gastronómica. Para tomar un cafecito ahí, lo mejor es el Triana Gourmet, dentro de un local verde fosforescente con una barra naranja cósmico. En sus paredes cuelgan fotos de los reconocimientos que han recibido a escala internacional.
Usan dos tipos de grano: un tostado oscuro italiano marca Bacio y otro de Coatepec, Veracruz, de sabor muy intenso. Además, tienen un molino industrial que permite que el olor inunde todo el establecimiento, así como una máquina italiana de filtrado bastante sofisticada.
Tomé un espresso doble cortado al que no le llaman macchiato. El resultado fue muy reconfortante, un sabor penetrante ligeramente achocolatado y amargo. Además, el arte latte aquí está a todo lo que da, hacen cisnes, copos de nieve y hojitas de árboles. Otra cosa recomendable son los lecheros típicos de Veracruz o los carajillos, a un precio sumamente accesible.
La oferta gastronómica no es muy abundante, pues el local no cuenta con cocina. Venden cuernitos y panadería sencilla, cupcakes caseros sin ningún tipo de betún cremoso y polvorones de nuez.
En realidad, el Triana es como de pisa y corre. Un antojito de echarse un espresso y a seguirle, a menos que quieras sentarte un ratito en la barra, pero las sillas no están muy cómodas.
Para el postre o el break en el Mercado de San Juan, Pablo y Mary, hermanos y dueños, te esperan con una sonrisa en el Triana.