Es impresionante la cantidad de mitos que hay acerca del vino: que si el tinto a temperatura ambiente, que si "entre más guardo una botella, mejor se pone", que si el blanco sólo sirve para acompañar carnes blancas; y el tinto, carnes rojas... En fin.
Afortunadamente, la cultura del vino en México va creciendo, gracias a esto podemos obtener cada vez más información acerca del tema. Como consecuencia, muchos de estos mitos se están rompiendo. Por eso, te damos unos tips para que no te nadie te sorprenda.
Los vinos tintos con crianza se deben servir entre 16 y 18ºC; los jóvenes sin crianza incluso pueden servirse hasta a 15ºC. Lo adecuado, en caso de no contar con una cava climatizada dentro del restaurante, es refrescarlo. Tomas la hilera o cubitera, llenas la mitad con agua y unos cuantos hielos, agregas sal (de preferencia de grano) para que el hielo no se derrita tan rápido y metes la botella entre 10 y 15 minutos para que tome la temperatura adecuada.
Si hiciera caso a esta frase y se lo aplico a un Beaujolais (vino francés), guardándolo unos 15 años, cuando descorche la botella sólo voy a tener vinagre añejo. Hay que tener mucho cuidado con esta afirmación, porque depende mucho del tipo de vino en cuestión para saber si es de "guarda"; es decir, si lo podemos almacenar durante algún tiempo y con ello va, incluso, a mejorar sus características. Los vinos con Crianza suelen durar entre 6 y 8 años; los Reserva, entre 8 y 12; los Gran Reserva, entre 15 y 20 años, aunque también depende mucho del cuidado con el que se almacenaron. Pero los vinos jóvenes, los que no pasaron por la barrica, duran entre 2 y 4 años. En el caso de los blancos, sólo duran 2 años y si pasaron por barrica, hasta 6.
Lo que empezó por una combinación de colores, hoy en día se toma como ley. Lo que no ha hecho otra cosa que perjudicar platos y vinos que no tienen nada que ver con esta combinación. Todo depende de las uvas, porque hay tintos ligeros, elaborados con uva merlot o gamay que definitivamente combinan con ciertas carnes blancas o con mariscos en salsas cremosas. También hay carnes rojas que se llevan bien con vinos blancos. Debemos tener en cuenta que lo más importante no es la armonía de color, sino la de sabor.