Se hacía de noche cuando llegué al lugar que se me había aparecido en stories ajenas durante las últimas semanas. De boca en boca también avanza su presencia: el tigre por aquí, el tigre por allá. Aproveché que estaba por la zona y quedé con una amiga a ver qué nos deparaba el último hotspot de la Roma.
El Tigre Silencioso llegó para dominar la planta baja del espacio cultural Casa Basalta (hogar también de Umai, Amy, Pato Manila, Milk Pizzería y Crisopeia) en una elegante casona de 1914 remodelada. Desde que me sentaba en una punta de la enorme barra, uno de los bartenders me acercó un vaso de agua. “¿Se te antoja un vermut?”, me dijo al ver que yo veía embobada los tres garrafones de vidrio con vermut de la casa. En el tigre saben que esta bebida se está ganando a la CDMX desde el año pasado.
Me fui por el rosado, el más dulce de los tres, sin ser empalagoso, y no tan intenso como el tinto. Justo lo que necesitaba para sacudirme el cansancio laboral.
Ahora sí podía concentrarme con detenimiento en la carta, ya que este concepto, del prestigioso chef David Castro Hussong (Fauna, La Mari) está ganando fama porque pone a debatir a la gente sobre qué es mejor en su menú, si la comida o la bebida. Y es que de ambas partes hay mucho qué decir.
Con nuestros vermuts, pedimos unas aceitunas con cubitos de queso, rico pero que, comparadas con todo lo demás, fueron lo menos memorable y me las ahorraría en una próxima visita para probar otra cosa. Dentro de la larga lista de bebidas, hay una selección interesante de vino de Baja California e internacional, sake, fernet, sidra artesanal, mezcal y cocteles con y sin alcohol.
Sobre los alimentos, este lugar se presta para una cita pues varios de los platos son botanas perfectas para dos al centro, y al ser pocos, seguro puedes encontrar tus favoritos en unas cuantas visitas, o eso nos contó nuestro vecino de barra, quien ya se conocía el menú de arriba a abajo.
Bajo su recomendación, pedimos el cerdo y shiitake y estaba muy en lo cierto. Son láminas de hongos y pork belly sobre una salsa potente y cremosa que se come en trozos de tostadas. Todo aquél que visite al tigre debería probarlo. Otros que podría recomendar son la empanada de espinaca y queso brie, o el taco de chile pasilla con frijol y queso Ramonetti en tortilla de harina. Me guardo pendiente el menudo y la tostada de atún para una segura próxima vez.
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