¿No te pasa que escuchas la palabra vino, y te imaginas un escenario elegante, pero pretencioso y, francamente, un poquito aburrido? Sommeliers vestidos de pingüinos recomendando botellas carísimas y diciendo palabras raras como petricor o sotobosque. Pero Rosadito llegó para romper esos esquemas; se trata del primer vino mexicano enlatado. Sí: tu vino rosado, en una lata.
Rosadito es un vino producido en Ezequiel Montes, Querétaro. Se hace con una uva llamada Grenache. Viene en una latita que equivale a dos copas de vino, y te lo puedes tomar directo de ahí. Adiós a las copas, a los sacacorchos y a el esnobismo.
Rosadito se debe de tomar bien frío –puedes meter tus latas al refri, así como metes a enfriar tus chelas-. El resultado es un vino ligero, refrescante y con unas burbujas muy sutiles; es perfecto para tomarse solito pero que también acompaña a nuestros favs de la cocina mexicana como unas gorditas de chicharrón, unos tacos al pastor o unas tostadas de tinga.
Un beneficio increíble de las latas es que, además de ser convenientes, son más sustentables porque se reciclan y son más fáciles de transportar, además de que moverlas de un lado a otro implica un menor gasto de combustible.
Así que ve enfriando tus latas y éntrale a la nueva forma de beber vino: cómodamente.
Cómpralo en rosadito.mx, $620 un four pack.
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