Ya no está en funcionamiento como antro. Sólo abre para eventos privados, no para el público en general
Este antro de los dosmiles se reinventó y regresa como Rivoli 2.0 con toda la intención de posicionarse como uno de los favoritos de la chaviza mexiqueña sureña; pero antes, tendrá que mejorar algunos detalles.
Está al fondo de Plaza Escenaria y no es difícil entrar aún si no tienes reservación, sólo pagas tu cover de 100 pesos. Una vez adentro, te encuentras en una sala amplia sin música cuyo diseño básico es de paredes negras y luces LED multicolor; así que resaltan la cabina del dj y la pista de baile. Hay mesas bajas rodeadas de sillones y una barra de bebidas.
La música empezó hasta después de mi llegada así que tuve un rato con demasiada tranquilidad. Mantuvo una mezcla habitual de pop, electro y reguetón, de vez en cuando una que otra rola de rock que se sentía fuera de lugar. Aun así, el ambiente se mantuvo relax; no fue hasta que una dificultad técnica hizo que el entorno se animara: se fue la luz por ocho minutos y terminamos cantándole las mañanitas a una chica que festejaba su cumpleaños.
Ojo: el personal que me atendió en la barra no fue amable. Cuando pregunté por su oferta de coctelería la chica encargada me respondió en tono cortante que los tragos de cortesía se habían terminado. Esto se repitió cuando pedí la cuenta y, como suele suceder en muchos antros, quisieron imponerme la propina.