Un contenedor industrial blanco es la fachada de este antro. Su ubicación sobre Insurgentes Sur hace imposible no notarlo y preguntarse qué resguarda. Por la noche deja claro que es un lugar de fiesta, pues la gente ingresa arreglada y recién llegada del precopeo.
En la entrada confirmaron mi reservación (sólo manda un mensaje al número que aparece en su facebook). Por dentro el lugar es pequeño y, contrario a lo que emula por fuera, tiene una personalidad fresona.
El techo redondeado da la ilusión de estar en subterráneo. Las paredes texturizadas tienen maderas en trozos de diferentes tamaños y dan un toque innovador con aire rústico. Sobre ellas hay letreros neón, mi favorito fue la copa de martini azul en la barra, pero más adentro hay figuras sencillas y brillantes, como unos labios, todos ideales para la foto instagrameable.
El resto de luces colgantes van al ritmo de la música. En la tornesa tratan dan gusto a todos los oídos y mezclan entre electrónica, pop y reguetón.
El shot de la casa es el paradiso, con vodka, licor de frutas tropicales y chilito, juntos provocan una sensación de hormigueo en la boca. La margarita decepcionó por la falta de sabor, se nota que las especialidades son los shots de sabores fuertes y efectos rápidos. Aún así las cubas y perlas negras son infalibles, al igual que las botellas para cumpleañeros.
Como tip, date una vuelta por su página de Facebook donde actualizan promociones. Las de cumpleaños y barra libre para mujeres son las más comunes. La fiesta se pone rápidamente en ambiente por el equilibrio entre luces, música, espacio y shots de sabores exóticos.