Algunos de los lugares en donde se es más feliz se encuentran de manera fortuita. Así fue mi encuentro con Escorpio, una tienda de vinos naturales en la Juárez que encontré caminando por ahí. Entré, curiosa, y de inmediato noté algo que me cautivó: de todas las etiquetas que vi, no reconocí ni una —y no es que me las dé de muy conocedora, pero sí soy una ñoñaza del vino y también, ¿por qué no decirlo?, bebedora—. “¿Todos estos vinos son naturales?”, pregunté, extrañada. “Sí, todos”, me respondió el encargado con una seguridad sorprendente.
¿Por qué tanto alboroto por una tienda de vinos naturales? Para empezar, el concepto se antoja bastante arriesgado; si los mexicanos bebemos poco de este fermentado de uva, del natural —así le llaman los expertos a la bebida hecha con la menor intervención en el proceso; digamos que es el vino sin Photoshop—, todavía menos. Pero parace que Escorpio ya se hizo de su base de fans y éstos le han ayudado a sobrevivir y a trascender.
Al entrar a Escorpio te topas con un refrigerador lleno de botellas listas para ir tomando (ah, no, ¿verdad?) y muchas más exhibidas en los anaqueles, tantas que al ojo se le podrán escapar un par de chocolates artesanales y algunos enlatados. Pero el diferenciador de este lugar es la atención. Aquí puedes ir con una idea súper precisa de lo que quieres (“quiero un vino barato para cenar hamburguesas con mis roommies”), o a curiosear y ver si se te pega algo (“no sé, ¿qué me recomiendas para una ocasión especial?”). En todos los casos, los encargados, Jake y Alonso, los fundadores del lugar, resolverán todas tus dudas y te recomendarán el vino que necesitas.
Y resulta que si alguien tiene credenciales para hacer recomendaciones sobre vinos naturales son precisamente Jake y Alonso. Hace unos cuatro años, Jake abrió Cicatriz —uno de los primeros lugares en aventarse a vender vinos naturales en la CDMX—, y Alonso es importador; ha trabajado con esta bebida desde hace más de cinco años. De hecho, Alonso conoce personalmente a todos los productores, enólogos y agrónomos con los que ahora trabaja en Escorpio, desde México hasta Francia.
Si vas, te encontrarás con que la botella más barata está por ahí de los $500. Pero eso tiene su razón de ser: las producciones son pequeñas, y la cadena de distribución también. Si no has probado un vino natural, pásale a los jueves de cata; abren tres botellas entre 4 y 8pm para que todos los que van las prueben sin costo. Que nadie te cuente, descubre tú mismo las maravillas del vino sin maquillaje.
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