Además de que son deliciosas, las mimosas tienen otra ventaja: son el único trago que puedes beber en la mañana sin que alguien te mal mire. Un superpoder que quizá solo un Bloody Mary también puede tener.
Las mimosas, trago para brunchear por definición, son muy sencillas y quizá ahí radica su gran éxito. Es la mitad de vino espumoso —o champagne, como marca la tradición— y la mitad de jugo de naranja, de preferencia recién exprimido.
Hay quienes dicen que este refrescante coctel se popularizó en 1925 en el hotel Ritz, en París, Francia; otros dicen que esto ocurrió en 1920 en el Buck’s Club de Londres, en Inglaterra. Cualquiera que sea el caso, es un hecho que desde el siglo XIX los habitantes de la Riviera Francesa ya bebían vinos espumosos mezclados con jugos de frutas.
Y como las mimosas son la bebida indispensable del brunch, aquí te decimos en dónde te puedes ir a echar un par junto con un brunch rico para acompañar.
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