Salir de fiesta a Americana solía ser aventurarse a una noche erótica y sensual que atrapaba tus sentidos, sobre todo por los djs invitados de talla internacional. Sin embargo, en recientes eventos la calidad del servicio y la seguridad se han desplomado por los suelos.
Durante los años sesenta en los clubes de la ciudad se vivía una fiesta de música y shows en vivo con un servicio impecable, lo que creaba una atmósfera de placer. Americana retoma ese aire de antaño como antro que ocupa una casa colonial de la Juárez. La entrada no es complicada, basta tener invitación o hacer una reservación a través de redes sociales.
La sala principal revela un dj booth que simula un Partenón iluminado al estilo marquesina con intensos destellos. Aquí es donde se presentan los talentos para el warm up y los headliners, a pesar de contar con un espacio amplio para bailar, la calidad del sonido deja mucho que desear. La sala secundaria se llama Sub Rosa, que es un cuarto iluminado tenuemente hacia las paredes empedradas, hay sillones disponibles para sentarte o tener una mesa con botella. Es la sala con mejor audio y abre una vez entrada la madrugada, de manera que puedes alternar la música en ambas salas.
En la planta alta hay múltiples habitaciones y que la curiosidad obliga a explorar. A través del enrejado puedes tener una mejor vsta del dj y de la pista de baile de la sala principal. Ahí se encuentran los sanitarios, tapizados de espejos en donde hombres y mujeres se reflejan simulando una danza en las paredes.
Americana cambió mucho desde su apertura; entre los covers, la pésima recepción que te brindan en la entrada, la falta de seguridad dentro del establecimiento y los elevados precios de la barra, al final la experiencia de visitarlo no deja un buen sabor de boca.