Sabemos, que al igual que nosotros, eres fan de descubrir y disfrutar nuevos lugares en esta ciudad. Aquí puedes echar la fiesta, comer rico y ver carreras de caballos, e incluso apostar.
Está dividido en partes: el restaurante, apto para todo público; la terraza -tiene consumo mínimo, variable- con sus respectivas sombrillas para que el sol no moleste. Además, si empieza a hacer frío cuenta con una “fogata” en medio de cada sitio.
Los viernes y sábados hay DJ y la terraza es exclusiva para mayores de edad. El domingo se abre a todo público. La atmósfera es ligera, con volumen moderado y las carreras de caballos le ponen un no sé qué, que qué sé yo. Son esa cereza del pastel que nadie sabía que disfrutaba hasta que empieza a ganar. En el lugar existe una parte donde puedes apostar a partir de los 20 pesos, cuentan con personas que te explican las reglas y todo lo que necesitas saber para poder jugar y divertirte -los caballos favoritos, las estadísticas, las formas que hay a la hora de apostar (existen varias).
Respecto a la comida, ahora sí se le dio vuelo a la hilacha (cómo siempre). Para empezar, probamos las tostadas de atún spicy, tres piezas preparadas con chile serrano, aceite de ajonjolí y poro frito, con guacamole y te recomendamos coronar con salsita de habanero. Después probamos al carpaccio de res con foie gras, servido con una caponata (guiso siciliano) de jitomate, parmesano, reducción de vinagre balsámico y arúgula. Si te agradan los sabores fuertes, este es ideal. Le seguimos con los camarones kuut, preparados con salsa matcha, limón y tajín, en brocheta. Una buena mezcla, tonos ácidos, cítricos, salados, pica nivel medio.
Para acompañar, nos pedimos un negroni, unas cervezas, y al final, porque nos queremos mucho y nos consentimos más, una copita de vino. Aquí puedes beber lo que quieras, la lista es extensa. -Alexis Gutiérrez