Descubre los mejores antros y bares en la Ciudad de México reseñados de manera anónima por el equipo de Time Out México. Desde lugares para ligar, antros fresas, las mejores terrazas u opciones por tipo de licor, te presentamos las aperturas que renuevan la vida nocturna de nuestra ciudad.
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Antros y bares de la Ciudad de México recién reseñados
La música es importante para todos, pero hay quienes simplemente aspiran a hacer de ella el centro de su existencia. Gracias a gente con ese nivel de obsesión es que existen espacios como éste, que es un tres en uno: tienda de vinilos (99 Records), un bar y el listening room. De todos, éste último es el más especial, pues es un espacio donde todo está completamente acondicionado para disfrutar la música con un sistema de sonido poco común, que va de pared a pared, y donde, según me explican, logran una claridad superior al dividir el sonido en cuatro vías, bajos, medios bajos, medios altos y altos.
El listening room es un gran lugar para ir solo o en grupos pequeños, de hecho no aceptan mesas de más de 6 personas y, al abrir la carta, en la primera hoja verás que te recomiendan hablar en voz baja. La idea es que los visitantes guarden silencio para disfrutar la cartelera de discos del día (tienen alrededor de 10 mil vinilos en la tienda).
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Esta selección siemore tiene algún hilo conductor, ya sea geográfico, de género musical o histórico, con lo cual buscan rescatar algo que se ha perdido con las apps de música: escuchar discos completos. Durante mi estadía descubrimos y disfrutamos como nunca antes las sutilezas de Nubya Garcia y Milton Nascimento.
Hay cocteles clásicos y signature, los cuales llevan el sello de Ismael Martínez (Hanky Panky), y todos están inspirados en canciones. Por ahí está Ha Ha I’m Drowning de The Teardrop Explodes o
Todo pinta para que 2025 sea el año de los destilados mexicanos. Diamantina es un nuevo bar en la Roma del que, incluso si no acostumbres tomarlo, vas a salir amando el mezcal oaxaqueño. Su barra tiene etiquetas únicas y se armó con mucho cuidado directamente con los productores.
Expuestas en la barra verás botellas de Gran Minero, Cuish, La Medida, Agua de Sol, Mono de Calenda, entre muchas otras, cada una con la especificiación de variedad de agave, productor y poblado, pero si quieres saber algo más, pregúntale al equipo, que te hablará de mezcal toda la noche.
El diseño minimalista de paredes terrosas da una vibra calmada que invita a tomar tu mezcal, como debe ser, a besitos, saboreando su perfil sin apuro. Pero ojo, me aclaran que no son mezcalería, sin problema puedes perdir drinks clásicos como un negroni o un martini, pero te animo a que revises la coctelería de la casa, en especial si quieres mezcal pero no lo tomas solo. Dos buenos ejemplos son el tropical Costa Chica (espadín, puré de mango asado, cítricos y espuma de coco y agave) o el fresco y herbal Basilisco (espadín, shrub de pepino, toronja y albahaca).
La gran sorpresa de mi visita fue la comida. No hay más que decir que los platos se prepran con ingredientes oaxaqueños. Te firmo que vas a volver por sus esquites, calientitos, con el toque ahumado del maíz tatemado que empareja perfectamente tu mezcal, y rematados conchapulines, mayonesa, polvo de cacahuate y chiles. Otra joya para compratir son los kushi
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Con las abundantes propuestas para comer y beber en la Condesa se complica llegar a las que no se ven a simple vista. Dentro del Hotel San Fernando hay un bar apenas perceptible para aquellos amantes de los destilados mexicanos y los espacios tranquilos.
Lounge Fernando se encuentra a unos pasos del Parque México; aunque la zona puede ser muy concurrida, al entrar es sencillo ignorar el caos que pasa afuera. En sus interiores predominan los tonos tierra, las luces tenues y un ambiente relajado para extender la plática con coctel en mano.
En la carta de bebidas predominan el mezcal, el tequila, el sotol y la raicilla. Probamos la margarita franciscana, con mezcal, xila, tamarindo y limón amarillo, un trago refrescante e ideal para abrir el apetito. Aunque Magia Negra, la mezcla de tequila, naranjo, carbón activado, limón amarillo y un toque de coco fue el favorito de la noche por sus notas cítricas en armonía con el destilado.
La lista de alimentos es breve y se centra en el maíz: tostadas, taquitos, empanadas, esquites y gorditas. Desearíamos que las porciones de las tostaditas de atún fueran más grandes, pero los ingredientes se sienten frescos y los sabores son memorables. Recomendamos también los taquitos de rib eye para complementar.
Tip: Hay cocteles clásicos y bocadillos al 2x1 de lunes a jueves en un horario de 4-7pm.
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¿Te imaginas un bar sin botellas en la barra, y donde no tengas que esperar a que te preparen tu coctel? Ahora existe y se llama Outline. El concepto de este bar recién abierto va a cambiar la forma en la que entendemos las barras, ya que aquí todos los cocteles están preparados previamente y se sirven de grifo.
El espacio es enorme, al ver la entrada, a un lado de Delfino Café, no piensé que fuera tan grande, pero pasando el mural de Smithe, se abrió la planta baja en toda su dimensión, protagonizada por la extensa la línea coctele de draft y la torna que será tomada por los DJs sorpresa, y aún faltaba la gran terraza rodeada de vegetación en el piso superior.
Se nota que aquí hubo mano de artistas como Tony Delfino porque la atención al detalle en cada aspecto es impresionante. Desde la calidad del sistema de sonido, el mobiliario retro, la cristalería, la forma de los hielos de cada trago, hasta los portavasos tienen su importancia.
Y apenas vamos a empezar a hablar de la coctelería. El menú, inspirado en los clásicos pero reinventados, fue creado por la italiana Maura Lawrence Milia y Alex Lawrence Milia, quienes vienen de dos de los mejores bares del mundo, The Connaught y The Dandelyan, ubicados en Londres.
En este menú crearon 30 drinks que elaboran en un centro de producción y llegan aquí en barril, para que en el bar siempre pruebes los tragos estandarizados. Todos los que probamos tuvieron algo interesante, pero entre los que nos encantaron estuvieron:
Verde M
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En la CDMX existen cada vez más lugares que producen sus propias cervezas, en esta ocasión tocó conocer el taproom de la cervecería Obni, en Coyoacán. Los creadores son ingenieros y químicos, que partieron de su gusto por este tipo de chela, junto con su personalidad geek; así nace Obni, una cervecería que se define a sí misma como el caos, desde el punto de vista disruptivo, emocionante, divertido, explosivo.
En el taproom encontramos cervezas tipo viena, una cantidad diversa de IPAS, porter, stout, lager; sus hidromieles de corte más dulce (Melomel); comida como hamburguesas, hot dogs, bolitas de queso, alitas, y costillas de medio kilo, con cuatro diferentes tipos de salsas (dulces a picantes).
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Están a dos cuadras del centro de Coyoacán, el local es pequeño y en su pizarra verás los productos del día, junto con las promos en samplers, incluso litros; El ambiente es tranquilo, familiar, tanto que nos comentan que familias enteras van a disfrutar, todo envuelto por música indie.
Tratamos de probar casi todas las cervezas que tienen en stock. La realidad es que cada una de ellas tiene buen sabor y personalidad, pero las más espectaculares fueron: Neipa, una IPA que incluso ha ganado premios, de gran consistencia, floral sin llegar a ser tan amarga, fresca y dorada; Vienna, una entrega mucho más ligera, sin perder cuerpo, de color ámbar rojizo, con sabores un poquito más dulces, pero con esa presencia característi
Llega una nueva propuesta para los que nos gusta tomar leeento y a gusto. Una de mis cosas favoritas en esta vida es conocer barecitos donde precopear, ir por traguitos coquetos después de comer, o cenar en un ambiente festivo sin que sea un antro tumultuoso.
Con la selva como fondo, el personaje principal de este bar es un oso perezoso, un animal al que no le apetece ir al mismo ritmo, baja las revoluciones y disfruta con calma la vida. El lugar cuenta con dos pisos, donde se cuida la luz, las formas y los colores.
Sobre el ambiente, puedo decir que al ser tan reciente su apertura, apenas está empezando a tomar forma, pero el team es sumamente amigable, te mostrarán las diferentes opciones a partir de tus gustos mientras escuchas todo tipo de música, desde pop hasta banda, o las novedades del DJ invitado.
Lo fuerte acá es el vino, con una curaduría que no tendrías en cualquier bar. Espumosos, blancos, rosados, naranjas y claro, tintos. Con etiquetas de España, Argentina, Italia, Alemania y México, las cuales irán cambiando según su stock.
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También hay coctelería clásica, de autor, chelas y tragos derechos. Nos decidimos por su cóctel insignia, el Perezoso, preparado con vino rosado mezclado con guayaba, cordial de fresa con ruibarbo (una planta parecida al apio de tono rosa, dulce) y aperol. Es un trago para paladares que aman lo dulce, se siente la fresa, la guayaba, y aunque tiene un grado alcohólico alto, lo disimula perfectamen
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Mux es un restaurante de investigación profunda de las cocinas tradicionales a cargo de la chef Diana López. Rodéalo y juntito encontrarás un bar pequeño de paredes verdes. Asómate al interior y vas a ver que su barra es muy inusual. En Matuche se especializan en destilados de todo el país, y decir se especializan es poco.
Diana ama salir a carretera y llegar a donde tenga que llegar para aprender de los mejores, los maestros destiladores de mezcal, sotol o raicilla. La selección de etiquetas se compuso con mucha curiosidad y, sobre todo, respeto por los procesos artesanales.
En mi visita, probé desde un aguardiente de la huasteca hidalguense (Tilwaka), un mezcal ancestral de agave samiana de San Luis Potosí (Campanilla), un Tuxca de Colima, hasta un exquisito sotol de Chihuahua (Tres Pilares). Cada uno con un perfil aromático interesantísimo, que se potenciaba con los antojitos de Mux, que este año toca el turno de la mixteca poblana.
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Llegar a la calidad que tienen estos destilados requiere mucho trabajo, y este lugar es una gran puerta de entrada ante -admitámoslo- la gran ignorancia que tenemos sobre ellos en la CDMX. ¿Sabías que el sotol no viene de un agave sino de la planta Dasylirion, propia de los desiertos del norte del país?
Si quieres aprender más, los viernes a las 8 pm hay charlas directamente con los productores. Otra opción es que comiences con un coctel, ya que el mismo cuidado ponen a su propuesta de mixología. Mi
El boom de los wine bars en la Ciudad de México es innegable, por suerte. Atrás quedaron los tiempos donde lo único que se tomaba en la mesa eran destilados y cerveza. Hoy encontramos opciones que valoran y promueven el vino mexicano y otras latitudes históricamente vinícolas.
Natas Wines nació como una distribuidora de vinos durante la pandemia. David, su creador, se dedicaba a la música, pero con la llegada del Covid-19, se fue a vivir a Ensenada. Como buen francés, es amante del vino, y al llegar a la Baja, no dudó en alzar la copita. Poco a poco fue conociendo a los productores de la zona, aunque lo que más le atrajo fue el vino natural, una “tendencia” cada vez más aceptada, a pesar de los prejuicios.
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Ahora, radicado en CDMX, Natas es el espacio donde exhibe esos tesoritos. Solamente encontrarás vinos naturales, una buena oferta de etiquetas nacionales, como La Casa Vieja, Figura, Pijoan, Altos Norte, Radicante, Bichi, entre otros. Sobre todo vinos de la Baja, aunque también de otras latitudes mexas. Del otro lado de la tienda/bar están los franceses como Bobinet, Olivier Cohen, Domaine Padié o Domaine Rivaton. Siempre hay cuatro opciones por copeo: blanco, rosado, naranja y tinto.
El lugar tiene apenas cuatro mesas, es informal, perfecto para ir a echar la copita con tu bestie o llevar a tu date. La iluminación es tenue, íntima. La música es ecléctica y tienen un programa mensual con varios selectores y DJs invitados. Lo único que echam
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La Tierra gira en su eje para que veamos salir el sol y para que le aullemos a la luna, y también para que desayunemos rico en la mañana y nos echemos unos traguitos novedosos en la noche. Ahora todo lo puedes hacer en un solo bar, un bar como el nuevo Órbita, que, como es la tendencia de los últimos años, apuesta por la diversificación de su oferta.
En las mañanas es una barra de café y desayunos, donde encuentras, por ejemplo, avocado toast, unos huevitos con “mashaca” o un sándwich, junto con su cafecito americano y un Bloody Mary. En las noches, Órbita se transforma alrededor de las tornamesas, que, en medio de la barra, son el corazón del lugar.
Los cócteles revisitan clásicos y les ponen un toquecito mexicano y hasta irónico, a lo que ya conocemos, como el Hai-bol, que es como el de tus tíos que juegan dominó, pero con gin, calpis y hoja santa; el Picafresa, con mezcal, fresa y chilito; y el Gibson Yuca, hecho con pox y su cebollita encurtida.
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Para comer, las quesabirrias están bien y ayudan al bajón si estás bailando, pero las papas fritas con queso parmesano y la ensalada de tomates con queso ricotta y perejil frito, son algo especial, que, acompañados de la buena música, hacen que la noche se detenga unas horas, como si la Tierra dejara de girar.
Asómate a Órbita, de un inicio puede intimidar su sobriedad y el hombre de negro parado en la entrada, pero ya adentro, es un lugar diferente. Checa en sus redes (IG: ooooorbita) los próx
Con bombos y tarolas llega desde Querétaro la cheve más trendy a la CDMX. A pesar de tener un tamaño petit, este local saca el mayor provecho a cada centímetro, con un área donde se exhibe el catálogo de cervezas, otra para mostrar la charcutería a la venta, una barra para degustarlas y un par de mesitas afuera.
Con tan poco tiempo de haber abierto ya tiene clientela; las mañanas llegan a comprar para llevar y en las tardes poco a poco se llena de gente dentro y fuera de él. Una de las cosas más necesarias para entrarle a la chela artesanal es, además de una amplia propuesta, un gran servicio, donde resuelvan tus dudas y te aconsejen a partir de cosas que te agradan. Este lugar lo tiene (agradecimientos a todo el team).
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Empezamos con la República, una Czech Pilsner, color dorado, de sabor suave, floral y amargor moderado, con una graduación de 4.6%. Seguimos con la Súper Lupe (nuestra favorita), una India Pale Ale, con notas cítricas, florales, y graduación de 7%, más compleja, aunque para ser una IPA, era ligera, pero de buena consistencia. Para cerrar con un “postrecito”, pedimos la Spinning Jenny, una English Pale Ale un poquito más turbia, que se logra sentir cremosa, con notas a pan y caramelo que le dan un toque dulce, sin empalagar.
Además cuentan con diversidad de salchichas estilo alemán, quesos, mortadelas, hasta pepperoni. Algo un poquito más preparado son las Radiotortas, mini tortas preparadas con pocos ingredientes, pero sobresalien
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