Descansar. Meditar. Recargar. Disfrutar. Muchos adjetivos para describir uno de los resorts más interesantes en la oferta de Grupo Mayokoba: el privado y exclusivo Andaz.
Al llegar al Santuario, bueno, el lobby, te das cuenta de qué va la propuesta en Andaz Mayakoba Riviera Maya; la emulación de un cenote con espejo de agua te invita al descanso. Consta de 216 habitaciones, más suites, con vista a la laguna y al mar, pero en ningún momento coincides con demasiadas personas en las áreas comunes.
Hay dos piscinas enormes dispuestas junto a los restaurantes que entre su oferta incluyen a Cocina Milagro, Vegan Bar, Tinta al Pulpo y nuestros favoritos; Cocina Amate y Sotavento, este último a pasos de la playa. También cuentan con la zona para niños Kimbo, y su spa con experiencias holísticas Naum.
Lo que más disfrutamos fue movernos por la propiedad en bicicleta (disponibles todo el tiempo) y en el caso de los clubes de playa o zonas lejanas a las habitaciones se agradece que haya carritos de golf para llevarte. Los senderos te permiten disfrutar la vibra de la Riviera Maya en todo su esplendor y conectar con la naturaleza. Con suerte verás monos, venados o cocodrilos.
También te permite adentrarte a lo natural con sus paseos en bote, practicar ciclismo o entrenar en los jardines y su gym abierto las 24 horas. Si buscas realizar congresos o seguir trabajando hay un centro dedicado a ello y varios salones privados.
Por actividades no paramos: recorrido en acuabike y kayak en la laguna, visita al campo de golf, avistamiento de aves y anfibios en el cenote, paseo en bote con brunch con mimosas, clases de cocina, limpieza con cristales y meditación guiada.
También ofrecen clases de mixología, paseo al cenote, y actividades pensadas para toda la familia, desde pintar playeras a jugar Jenga gigante o hacer burbujas. El ambiente es relajado y 100% familiar.
¿Qué tal se come en Andaz Mayakoba Riviera Maya?
Casa Amate cuenta con un menú inspirado en la cocina sudamericana. Los acentos al ceviche peruano, las reminiscencias al mole madre, ecos a las arepas y el chamorro colombiano están en la carta. La invocación de sabores mayas de la región hacen que su cocina esté entre las mejores de la Riviera y nos atrevemos a decirlo: de México.
Puedes optar por las generosas porciones de las entradas para compartir y pedir un pato al mole con tamal de hongos o bien el huauchinango del día con guarnición de frijol verde. Nos fascinaron los panes hechos en casa. La carta de vinos va de etiquetas de Baja a Coahuila con una cava inteligentemente curada.
La otra apuesta es una cocina abierta a unos cuantos pasos de la playa, el Sotavento. Con pesca sostenible y apoyo a los comerciantes locales es que te reciben en su parrilla, desde las ostras a la mantequilla o el pulpo a las brasas con guarnición de camote, sabes que los platillos son de insumo fresco.
Disfrutamos maridar el vino rosado de Sonora con langosta y camarones a la mantequilla junto a los tragos frescos que preparamos en nuestra clase de mixología. Tuvimos la suerte de que el chef ejecutivo Miguel Gómez —sí, el genio detrás del pan de muerto de Amado— nos enseñara un poco de grill y guarniciones para elevar las ensaladas o el humus.
¿Les contamos de los camastros donde lo único por hacer es disfrutar la vista con drink en mano? En conclusión, lo único malo de esta experiencia es que no tuvimos más días.