Durante los casi 30 años en los que el interior del Teatro Milán permaneció en ruinas, su marquesina se mantuvo intacta. La mañana del 19 de septiembre de 1985, ese importante recinto fue víctima del terremoto que sacudió a la ciudad.
El espacio que permitía al público capitalino conocer las propuestas teatrales gestadas en la Universidad Veracruzana tuvo que cerrar. Lo que en pleno 2014 parecía improbable, ha sucedido: el Teatro Milán volvió a levantar su telón. Ahora bajo las riendas de los actores y empresarios Mariana Garza y Pablo Perroni, quienes se encargaron de proyectar la remodelación del sitio que alberga tres espacios destinados a las artes escénicas.
“Amamos el teatro. Desde muy chiquitos nació en ambos el interés de crear un espacio. Nos conocimos en 2003 en el musical Regina, desde entonces descubrimos que tenemos una misma filosofía, un amor, una pasión y una misma ética para el trabajo”, dice Mariana. Eso les permitió, 10 años después, echar a andar el que consideran su proyecto de vida. El edificio cuenta con una capacidad para 260 espectadores que presenciarán obras de mediano formato.
Además dará cabida al Foro Lucerna, una caja negra cuyas dimensiones permiten ajustarla a las necesidades y propuestas de las compañías que ahí se presenten, con proyectos de pequeño formato que podrán ser vistos hasta por 140 espectadores.
“El proyecto surge de la necesidad de tener un espacio que fuera funcional, práctico, bonito y amable con todos los involucrados: actores, directores, técnicos y público. Cada metro cuadrado está pensado para cumplir esa actividad. Después de tener experiencias muy fuertes en varios teatros por no poder siquiera dar función ante las malas condiciones, creímos que era el momento de hacerlo”, comenta Perroni.
Para lograrlo se asociaron con la empresa Teletec, de David Alexander-Katz y Enrique Lask, que contribuyó con toda la tecnología que presume el inmueble en cuanto a audio, iluminación y maquinaria teatral.
“Queremos que la experiencia de venir al teatro empiece desde que dejas tu coche en el valet-parking y vas a la taquilla a comprar tu boleto y te reciben en el lobby. Para nosotros es importante que la gente, además de venir a ver grandes producciones, se sienta cómoda dentro del inmueble, para que regresen”, agrega Mariana.
Su nueva arquitectura, diseñada por el escenógrafo Sergio Villegas, sostiene cuatro pisos. En el segundo se encuentra lo que ellos llaman el Liceo Milán Lucerna, que además de fungir como salón de ensayos, ofrecerá talleres tanto de actuación y canto a cargo de Karina Gidi, Alejandro Calva y Carmen Ramos; así como talleres de producción, audio e iluminación, con profesionales como Sebastián Sánchez Amunátegui. Todos los días de la semana habrá actividades académicas, escénicas y musicales. Pero el fuerte es el teatro.
Para cortar el listón inaugural, Garza y Perroni invitaron a Juan Torres y Guillermo Wiechers, a quienes apadrinaron en su debut como productores teatrales, hace ya una década. La obra elegida para abrir con bombo y platillo fue la versión mexicana del montaje del musical Godspell, que presentaron en Broadway en 2011. Aquí es dirigida por Lorena Maza y estelarizada por José Ron, Alex Sirvent y Ana Victoria.
Para iniciar la cartelera del Foro Lucerna, los propios dueños del recinto protagonizan la puesta en escena Aquí y ahora, de la dramaturga canadiense Catherine Anne Toupin, dirigida por Hugo Arrevillaga (Incendios, Sedientos, Estrellas, Antes te gustaba la lluvia). Están acompañados por Concepción Márquez y Antón Araiza, actores consentidos del prestigiado director.
La noticia de la reapertura de este espacio teatral, corregido y aumentado, resultó de profundo interés para la comunidad teatral. La programación de ambos espacios está completa para todo 2014. En su programa de actividades destaca la presencia de los directores Diego del Río con El principio de Arquímedes, de Josep María Miró; Alberto Lómnitz con Civilización; Boris Schoemann con Tom en la granja, de Michael Marc Bouchard y; Sebastián Sánchez con El loco y la camisa, de Nelson Valente.
Para completar la marquesina estarán El reencuentro, obra escrita, dirigida y estelarizada por Pablo Valentín, así como Teoría y práctica de la mecánica del sexo, protagonizada por Marina de Tavira y Sergio Bonilla.
Entre lo comercial y lo alternativo
Sobre la inversión requerida para que esto pasara, Perroni comenta: “Tenemos toda una vida para pagarlo. Se debe mucho, pero para eso está programado el espacio todos los días: para poder cumplir con ese compromiso. Además de dar las mejores facilidades y garantías para que sea atractivo para la comunidad”.
Aunque la mayoría de la gente conoce a Mariana Garza y Pablo Perroni por su trabajo en televisión, ambos se sienten bienvenidos en el ámbito teatral. “Nunca hemos formado parte del circuito subvencionado, pero conocemos bien a estos equipos de trabajo, a sus directores y actores. Estamos en medio, porque no nos consideramos ni comerciales ni subvencionados. Nuestro interés es hacer obras comerciales, porque pagas para verlas y el teatro tiene que ser un negocio, pero buscamos obras de calidad”, comenta Perroni.
Su prioridad es retomar el carácter que tuvo este teatro cuando el director Manuel Montoro y el escenógrafo Guillermo Barclay, encargados del mismo en los años setenta y ochenta, presentaron obras como Emigrados, Los acreedores, Fue una historia de amor, Sacco y Vanzetti, Medea, Los últimos y La ley de Creón. Actores como Ana Ofelia Murguía, Claudio Obregón, Salvador Sánchez, Martha Aura y María Rojo dieron vida a la marquesina de este teatro.
Tres años después de haber arrancado el proyecto de reconstrucción, el Milán reabrió sus puertas para comenzar a construir una propuesta sólida de teatro privado e independiente que le devuelva a la cartelera teatral del DF un espacio por ahora necesario y, tal vez con el tiempo, imprescindible.