El castigo, el perdón y la redención vista desde dos polos no opuestos, pero sí distintos. Un hombre y una mujer dejan de serlo y se convierten en un sacerdote y una abogada que se enfrentan desde dos trincheras absolutas para hablar sobre la pena de muerte en un país extranjero. La ley y la religión se ponen cara a cara y sobre el escenario en algo que sus propios hacedores definen como “Rocky, pero con palabras”.
Réquiem es la tercera obra de larga duración escrita por Reynolds Robledo. Al contrario de Lobos por corderos y Sonámbulos, en ésta ocasión la dirección será asumida por alguien más: Enrique Singer —El río, Obsesión, La anarquista—, quien aplaude el que un joven dramaturgo “no le tenga miedo al drama, al enfrentamiento a través de la palabra y la acción”.
Serán Ludwika Paleta y Hernán Mendoza los actores encargados de enfrentarse en una penitenciaría de Estados Unidos, representando a las leyes del hombre y a las leyes de Dios, respectivamente. “Trata del no saber en dónde estoy parado dentro de la fé, dentro de las leyes, tanto en el país como a nivel global. Es como me siento yo humanamente. Me sorprende ver cómo las inquietudes que tenía cuando estaba escribiendo están reflejadas en ellos y saber que yo no tengo necesariamente una respuesta correcta”, explica Robledo.
Precisamente, los cuatro apuestan a que el público salga del teatro no con respuestas, sino con deseos de cuestionarse sobre los valores supremos que los mueven desde que son seres humanos.