¿Cuánto daño pueden causar una madre y una hija? ¿Qué se han hecho la una a la otra? ¿Qué no se harán? Estas ideas me surgen cuando vi La reina de belleza de Leenane, la más reciente obra de la directora Angélica Rogel, protagonizada por Sofía Álvarez, Ana Graham, Antonio Vega y Roberto Beck; y basada en la obra original de Martin McDonagh. Nos presenta a una madre y una hija que se enloquecen entre sí, que se dañan hasta la tragedia, y las consecuencias de este desdén mutuo.
El Foro La Gruta, donde se presenta esta pieza, pareciera perfecto para completar la ambientación: un cuarto algo lúgubre, húmedo, triste y descuidado. El escenario es el reflejo de sus protagonistas, Maureen, una mujer que ronda los 50 años, y Mag, su madre. Maureen está evidentemente cansada de tener que cuidar a Mag, y por su parte Mag sufre de las groserías de su hija, aunque no sin lanzarle uno que otro insulto donde más le duele. Ambas se detestan, se mantienen juntas solo para sacar provecho una de la otra.
Maureen quiere salir ya de esa casa, casarse. Para esto halla a Pato, un amigo de su infancia que parece mostrar genuino cariño por ella. Pero a cuentagotas la obra nos deja ver lo egoísta de ella. Miente y hace lo que puede, no es desdeñable desde el inicio, solo muy obcecada consigo misma para pensar en otros.
La dramaturgia nos encanta, nos va envolviendo en el delirio de Maureen, en su desesperación. Y nos va dando pistas de su verdadero ser. No hay a quien irle entre ella y su madre, por eso la consecuencias de su actos pareciera predicha desde la primera escena. Nos van dejando pistas sutiles y eso nos parece un gran acierto de Martin McDonagh, que luego Angélica Rogel y los traductores, Ana Graham y Antonio Vega, supieron llevar a cabo.
La ambientación nos parece muy inmersiva, el humo, la lluvia, pequeños detalles en el decorado. Todo suma mucho a la historia y lo pequeño del espacio solo hace que sean más notorios. Hubo algunos errores que cometió Graham en su actuación que a momentos nos sacaban de la historia, en la corporalidad e interacciones con los otros actores, pero no nos parecen tan graves y seguro que se irán solucionando.
De forma general Angélica Rogel nos ha dado piezas teatrales valiosas y potentes, y esta no fue la excepción.
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