En las primeras notas de "11h11" —Opening—, un grupo de artistas avanza entre el público cargando pequeñas piezas que conforman un tren; más adelante, con la misma silueta, se ve un tren de tamaño real sobre el escenario. Este es solo el primer guiño de KURIOS – Gabinete de Curiosidades, la producción del Cirque du Soleil que invita a sumergirse en un universo donde lo imposible cobra vida.
KURIOS es una celebración del asombro, un tributo al poder de la imaginación que, al igual que los antiguos gabinetes de curiosidades renacentistas, despliega objetos y personajes fascinantes, como si fueran artefactos encontrados en una colección de maravillas.
El espectáculo, el número 35 de Cirque du Soleil, está inspirado en la época dorada de la magia y la ciencia del siglo XIX, y se nutre de la visión del director artístico Michel Laprise, quien se inspiró en unas antenas de radio que lo transportaron a ese tiempo en el que, si algo no existía, no significaba que no pudiera ser realidad.
El personaje central: El Buscador —interpretado por David García Coll—, es un científico convencido de que dentro de su gigantesco gabinete de curiosidades existe un mundo alterno, un lugar donde residen las ideas más osadas y los sueños más grandiosos, aún aquellos que nadie se ha atrevido a imaginar. En su obsesión por explorar esa dimensión oculta, intenta abrir una puerta, pero un error de cálculo atrae en consecuencia a habitantes de ese mundo misterioso a su laboratorio. De este modo, poco a poco, un elenco de 50 artistas provenientes de 22 países lo acompañará en ese viaje de descubrimiento.
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La gravedad empieza a desafiarse con tres artistas vestidos como pelotas que bajan del techo, o con un malabarista que lanza sus pinos a varios metros de altura.
Después, en suelo firme, un gran aparato se coloca para que dos trapecistas sorprendan con su increíble coordinación en “Dúo de Cuna”, en el que los artistas demuestran conexión y sincronía extraordinarias al impulsarse sobre una estructura de 3.9 metros. En este número basado en la confianza mutua, el receptor se convierte en un trapecio humano y lanza a su compañera al aire donde realiza saltos mortales cada vez más complicados.
La audiencia vuelve a ovacionar cuando una joven aparece en una bicicleta acrobática que sobrevuela la carpa. Ella se cuelga en una variedad de posiciones: sosteniéndose en la base del manubrio o en la llanta, por un pie o un brazo. En algún momento, incluso pedalea de cabeza, recordando que en este universo nada es imposible.
La historia sigue avanzando con proezas que desafían las leyes de la física y que a la vez capturan la esencia de los antiguos gabinetes de curiosidades, predecesores de museos que coleccionaban reliquias históricas, obras de arte o misteriosos artefactos de viajes. El espectáculo los honra al incluir más de 464 "props" o elementos de utilería, que van desde una enorme mano mecánica de 340 kg —operada por dos artistas— hasta una turbina, globos aerostáticos y una especie de aeroplano que sobrevuela el escenario.
Momentos cómicos e ingeniosos, como el "Circo invisible", mantienen a la audiencia inmersa en la fantasía, pues a través de efectos visuales y sonoros, personajes invisibles realizan acrobacias, o mueven el trapecio, pelota y otros elementos. Un maestro de ceremonias va narrando quiénes son y lo que hacen en este mundo donde la imaginación no tiene límites.
Otros integrantes siguen desafiando las alturas; el que es retado a apilar alrededor de 10 sillas y trepar para alcanzar un candelabro en “El Mundo Invertido”; y en uno de los momentos más aplaudidos de la noche: “Rola Bola”, un aviador sorprende al balancearse sobre cilindros y planchas, primero en el suelo; y luego, en un trapecio Washington a gran altura. Sin duda una increíble proeza que requiere un total sentido del equilibrio.
Luego de más risas, y muchos aplausos, el primer acto concluye con el protagonista elevándose hacia lo alto, preparado para finalmente explorar ese mundo desconocido.
Tras el intermedio, “Red de acrobacias” introduce a personajes vestidos como peces que nos dan a entender que estamos en el mar. También llegan hombres enfundados en gabardinas amarillas, pero que luego se quitan para revelar trajes con motivos acuáticos. Este conjunto de acróbatas se impulsa para hacer piruetas, saltos y rebotes sobre una red, llegando casi hasta el techo, y en el proceso evocando la sensación de nadar en el aire. Aunque parezcan inalcanzables, los sueños están a solo un salto de distancia.
El público participa en varios momentos del espectáculo, como cuando un hombre elige a una mujer entre las gradas y la invita a su casa, donde tratará de seducirla mientras son interrumpidos por un perico, un tiranosaurio y un gato.
También, en “Teatro de manos”, las manos de los artistas cobran vida al ser grabadas y proyectadas en tiempo real sobre un globo aerostático, pero luego salen hacia la audiencia para elegir a una persona, quien se convierte en parte del show y aparece proyectada en la pantalla.
Entre ovaciones y suspiros, KURIOS reitera su mensaje en cada acto: si algo aún no existe, no significa que no pueda ser real. Este ideal culmina con “Banquine”, una danza en la que los artistas se elevan en pirámides y acrobacias que desafían la gravedad. Sin más elementos que sus propios cuerpos, este cierre recuerda que a veces solo necesitamos creer en nosotros mismos para alcanzar alturas insospechadas…
KURIOS continuará inspirando a las audiencias de la CDMX hasta el 29 de diciembre, antes de emprender su viaje a Viena.
KURIOS – Gabinete de Curiosidades en números
- 13 actos tiene KURIOS
- 125 minutos dura el show incluyendo un intermedio de 25 min
- 120 miembros conforman la compañía
- 31 nacionalidades están representadas
- 50 artistas tiene el espectáculo
- Más de 100 trajes dan vida a los excéntricos personajes de KURIOS
- 426 elementos de utilería se combinan
- 2,000 toneladas de equipo son transportadas para cada show
- 10 años tiene el espectáculo
- 3000 representaciones ha acumulado, número celebrado en Guadalajara
Entrevista con el protagonista de este montaje del Cirque du Soleil: David García Coll
Más que un espectáculo circense; KURIOS es una celebración de la creatividad y la posibilidad. Como los antiguos gabinetes de curiosidades que inspiraron el show, predecesores de los museos que reunían reliquias, arte y objetos inusuales que maravillaban a sus visitantes, este show despierta asombro desafiando lo conocido.
Es en este universo extraordinario donde David García Coll da vida a El Buscador, el soñador de KURIOS – Gabinete de Curiosidades, que representa el hilo conductor de una historia en la que todas las ideas —por locas que sean— se pueden realizar.
“Él es un científico que tiene como objetivo viajar a otra dimensión, donde todos los sueños de los seres humanos, todas las ideas que tenemos, son posibles, realizables; incluso las que todavía no hemos pensado. En su momento, en el siglo XVI nadie conocía la máquina de vapor, pero eso no significa que no se pudiese hacer”, relata García en entrevista.
Su personaje no solo acompaña al público, sino que permite hilar las distintas disciplinas circenses.
David llegó al Cirque tras años dedicados al teatro y al clown en su natal España, donde incluso trabajaba como “clown de hospital”. Su historia es un testimonio de cómo los sueños pueden cumplirse.
“Cuando terminé de estudiar monté una compañía de teatro con unos cuantos amigos y da la casualidad de que varios de ellos han acabado trabajando en el Cirque du Soleil. Ahora mismo, los dos payasos que están en Alegría, son de mi compañía de teatro”, revela.
“Después me fui a París porque me invitaron a una escuela a dar clase, y ahí estaba cuando recibí la llamada del Cirque du Soleil, preguntándome si quería hacer un casting para este personaje. Dije que sí —no podía ser de otra manera—, pero no pensé que me iban a llamar. Finalmente, aquí estoy”.
Parte de la magia de los espectáculos del Cirque du Soleil recae en su capacidad de conectar con el público sin necesidad de palabras, sino solo a través del arte visual, el humor, y el lenguaje universal de la música. Como primera figura en salir al escenario, David establece este vínculo con los espectadores desde el primer momento.
“Parte de la gran responsabilidad de conectar con el público es mía, porque soy la primera persona que sale del escenario. Creo que la gente conecta mucho con este espectáculo porque es una puerta abierta a la imaginación”, considera.
David recomienda repetir el show, pues cada ángulo ofrece una perspectiva diferente.
“Nos gustaría que cuando el público se fuese de aquí, recordara que todo es posible”, subraya.
David invita a los capitalinos con entusiasmo a vivir esta experiencia que considera uno de los espectáculos más imaginativos del Cirque du Soleil.
“Hay números que nunca se habían hecho en una carpa de circo, y por eso creo que vamos a sorprenderlos y les vamos a mover por muchos sitios. Hay números con la emoción típica del circo donde piensas que el artista está en riesgo; pero también hay otros tremendamente poéticos. Los vamos a hacer reír y posiblemente hasta les arranquemos alguna lagrimilla”, concluye.
Al igual que El Buscador, el público recordará en KURIOS que la magia está al alcance de aquellos que confían en su intuición y se dejan guiar por su imaginación. Nada es imposible.