Instrucciones para volar tiene toques de comedia pero también música en vivo y nos cuenta la historia de una actriz desempleada y adicta al internet que se enamora de un hombre de un país frío a través de una aplicación en línea. Este monólogo cuestiona mucho nuestras relaciones por medio de redes sociales y el sentimiento de soledad que pareciera no deja de crecer a pesar de nuestra hiperconectividad. Hablamos con su creadora y protagonista Karina Gidi.
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¿Cómo describirías la experiencia de llevar una historia tan íntima y compleja al escenario?
La obra está inspirada en una historia personal, pero José Antonio Cordero y yo la ficcionamos y jugamos mucho con ella para que fuera una experiencia lúdica. Tiene muchos matices, pero en general tiende hacia la ligereza y el juego.
La obra aborda temas como el amor, la distancia y las relaciones digitales. ¿Cómo crees que estas temáticas resuenan con el público actual?
Ha sido sorprendente. Cuando estrenamos la obra [hace 25 años], conocer a alguien a distancia era una novedad, casi una rareza. Ahora es parte de nuestra realidad. Creo que, hoy en día, es más fácil identificarse con la obra porque refleja esa búsqueda constante de conexión.
¿Hubo algún reto particular durante los ensayos de esta nueva versión?
Sí, adaptar la edad del personaje. Cuando estrenamos, Paloma era una veinteañera, pero ahora yo tengo 50, y las cosas han cambiado. Antes no me tronaban las rodillas, ahora sí (risas). Además, el miedo a relacionarse proviene de un lugar diferente. Para una veinteañera, hay incertidumbre y emoción ante lo desconocido. Para alguien de 50, hay temores asociados a cometer errores y las consecuencias que eso pueda tener. Fue retador, pero también muy enriquecedor y divertido.
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