Teatro que habla sobre teatro, que se las ingenia para montar una obra dentro de una obra, y que nos puede ayudar a sensibilizarnos sobre los sufrimientos de toda una comunidad en el pasado. A todo esto nos enfrentamos al hablar de Indecente, la obra de la ganadora del Pulitzer Paula Vogel, y que se llevó el Tony a Mejor Obra. Una puesta en escena que habla sobre el amor entre dos mujeres, el amor al teatro y su poder, y de la comunidad judía. Ahora regresa al Helénico.
¿De qué trata Indecente?
Crear obras de arte para una comunidad es indispensable para construir su identidad. Qué sería de una sociedad sin sus canciones, sus poemas o sus pinturas. Retratan la realidad misma de un grupo de personas. Por eso The God of Vengeance (la polémica obra de Sholem Asch), fue, y es, tan importante alrededor del mundo. Porque retrató desde una mirada honesta, retadora y local a la comunidad judía. Imperfecta, humana… real. En Indecente se retoma la historia alrededor de esa misma puesta en escena. Vemos la vida de su creador y de sus amigos y colegas que montaron la obra por Europa y EEUU. Nos muestran los problemas que les trajo al enseñar un beso lésbico, y a los que se tuvieron que enfrentar tanto en EEUU como en Europa. Además, consideremos que parte de la historia se desarrolla durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto orquestado por los Nazis.
Lo que nos encantó
Y con todo esto, la obra pareciera desoladora y solemne, pero se toma sus tiempos para el humor, para la alegría y el cariño. En particular el montaje cuando nos dan a entender que la obra se presentó una y otra vez en Europa, es brillante. Una obra dentro de otra, y retratado sin riesgo de confusión. Esta función metatextual es asombrosa.
Además, Indecente critica la censura en el teatro y la traición a los ideales propios. De forma general la puesta en escena de Indecente en el Teatro Helénico no tiene fallos que valgan la pena mencionar, los títulos en el escenario y arriba de él nos explican bien lo que sucede si en algún momento entramos en confusión (está en español, no se preocupen, solo es para aclarar fechas, idiomas, etc.). Digamos que en forma no habría qué reprochar. Es emotiva, vivaz, sus actores se lucen interpretando a más de un personaje en varias ocasiones. Tiene carisma, alma y mucho corazón.
Pero…
Sin embargo, si en The God of Vengeance vemos a personajes imperfectos, reales y hermosos por ser humanos. En Indecente pareciera que no hay uno solo que no sea virtuoso. Aún sus errores se redimen con sencillez, se justifican con tibieza. Se habla del sufrimiento de todo un pueblo pero sin trascender más allá de ello. Me atrevería a decir que se queda en lo anecdótico porque mientras hoy en día aún hay decenas de comunidades que sufren, esta obra no habla de ellas ni le interesa. Y no es que sea su obligación, pero pareciera una oportunidad perdida para acercarse a otros. Y es que mientras unos tienen un teatro entero para hablar del pasado, a otros solo les queda guardar silencio en el presente.
Recomendación. Piaf!, la historia de Edith Piaf y Éxtasis Medea.