Nadie se imaginaba que, en plena década de los noventa, el amor pudiera llegar a su máxima expresión a través de una escultura de cerámica, de una médium que desconoce sus propios dones y, por supuesto, de una balada cursi de The Righteous Brothers. Pero así fue y toda una generación entendió el amor incondicional gracias a la película protagonizada por Demi Moore, Payrick Swayze y la gran Whoopi Goldberg, Ghost, la sombra del amor.
A dos décadas de su estreno, en 2011, esta célebre historia llegó al teatro en formato de musical, primero en Manchester y Londres y después en Nueva York. Pero la obra no gozó del impacto y el éxito ni de la película ni de otras adaptaciones teatrales de filmes, Matilda, por ejemplo. A casi 10 años del lanzamiento de la versión teatral, OCESA apuesta por esta obra para reactivar sus producciones de gran formato, confiados en que el filme, no tanto la obra, sigue siendo un referente del romance más allá de la vida.
Dirigidos por la española Silvia Montesinos y el mexicano Jaime Matarredona, Agustín Argüello y Diana Liparoti interpretan a los enamorados Sam y Molly, mientras Alex Brizuela es el odioso Carl. Los tres han demostrado anteriormente su talento y carisma escénico, el cual es idóneo para introducir en México la poco conocida partitura de Bruce Joel Rubin, Dave Stewart y Glen Ballard.
La cereza del pastel es la presencia de Lorena de la Garza interpretando a Oda Mae, el personaje que, en el cine le mereció un Oscar a su intérprete, Whoopi Goldberg. De la Garza es una de las actrices más sólidas y capaces de nuestra escena, solo que no se le ve muy a menudo. Esta obra, en tiempos como los que corren, está dispuesta a ofrecer un toque de romance y eternidad a los espectadores.
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