Foto: Pepe Martínez
Foto: Pepe Martínez

Entrevista con Marcelo Perna, actor del Cirque du Soleil

Platicamos con el actor que interpreta al Payaso blanco del espectáculo Corteo, del Cirque du Soleil

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Marcelo se observa en el espejo. Con un delineador de gel negro sus cejas se agrandan hasta llegar a las mejillas, que ya tienen un resplandor rosado. El contorno de su rostro se agudiza con los destellos de los párpados, su labio inferior se engrosa con la ayuda del color rojo para enmarcar más la sonrisa y su semblante adquiere un aspecto caricaturesco. Poco a poco la figura del Payaso blanco comienza a manifestarse.

Casi 40 minutos después Marcelo está listo para entrar a escena como un payaso altanero y elegante, que representa la figura de autoridad en un sueño caótico y carnavalesco. Es él quien abre el portal de la magia del Cirque Du Soleil en Corteo.

¿Cuál es la historia detrás de Corteo?
Mauro es un payaso que sueña con su muerte; en ese soñar él pasa por diversos momentos de su vida que son los actos del espectáculo. En cada escena podemos ver a sus amigos, sus vivencias, sus amores, sus frustraciones, las cosas de niño que se llevan toda la vida y las cosas sencillas que nos marcan a cada uno.

Es una historia muy bonita, muy poética, sobre un payaso que dedica su vida a contar historias y a estar en el escenario.

¿Podrías describir a tu personaje?
El Payaso blanco no es muy cómico, sino muy elegante y se viste muy bien. Es un tanto arrogante porque se cree mucho más de lo que realmente es. Su gracia está en hacer el intento de que la gente le obedezca, pero su autoridad nunca funciona muy bien. Es otro tipo de humor, pero es un gran placer hacerlo.

También cada 15 días reemplazo al personaje principal y me convierto en Mauro, porque en caso de que pase algo, el show no puede parar.

¿Alguna vez has soñado con tu propia muerte?
Todos podemos soñar con cualquier cosa y es algo muy humano soñar con nuestra muerte. Es algo muy raro porque despiertas todo exaltado. Creo que Corteo es un espectáculo extremamente humano, que logra crear una identificación con la gestión humana, porque habla de las cosas sencillas, de sentimientos, de miedos, de verdades y de los desafíos que tenemos con la vida.

¿Cómo es tu interacción con el público?
Por su estructura, Corteo es diferente a otros shows del Cirque du Soleil. Por ejemplo, el Payaso blanco tiene sólo un momento entre la audiencia, al principio del segundo acto. A diferencia de Mauro, quien interactúa un poco más por tener la palabra y logra esa aproximación con pequeños chistes que hacen que el público se identifique con la historia.

El show es sumamente corporal. ¿Te fue difícil interpretar en tantos países?
Yo estoy en el Cirque du Soleil desde 2013, empecé en Brasil y naturalmente para mí fue muy fácil porque estaba en casa. Yo soy de Florianópolis, una isla al sur. Salimos de mi país, pasamos por Argentina, Chile, Perú, Costa Rica, Colombia, ahora estamos en México y vamos a terminar en Ecuador.

Son países con la misma lengua, cambian detalles y para mí esa interacción fue muy sencilla. Claro que siempre está la adaptación por los términos locales y son esos pequeños detalles y diferencias los que utilizo en chistes para enganchar al público, para que se identifiquen y se sientan homenajeados.

Quiero que digan: “mira, habló de mi barrio, de mi equipo”, así la gente se siente más relajada. Al final están completamente envueltos por la atmósfera y la historia que contamos.

Lo verdaderamente difícil para mí fue superar el miedo a las alturas. Yo me elevo ocho metros con un arnés de seguridad, además de que debo caminar de cabeza. Siempre trabajamos con técnicos, pero ahí deben salir los nervios y entrar el profesionalismo.

¿Cuánto tiempo te tomó prepararte para el personaje?
Tengo una trayectoria de 32 años en teatro. Trabajé muchos años en el departamento de entretenimiento en cruceros por Europa. Un amigo me invito a hacer la audición, él ya había trabajado en el Cirque Du Soleil pero a mí eso me parecía algo muy lejano. Me animé, preparé mi material en video y después me pidieron otro específicamente del Payaso blanco.

A finales del 2012, me fui a Montreal por seis semanas en un intenso programa de entrenamiento que incluyó clases de interpretación y de tuba (porque toco el instrumento de soplo). Aprendí a tocar también las copas, los vasos acústicos, además del maquillaje, porque nosotros tenemos que hacerlo y es un tanto más complicado. Hoy, con tres años de experiencia, me tardo de entre 35 a 40 minutos haciéndolo; en un principio eran casi dos horas.

Todos los que trabajamos en los espectáculos debemos prepararnos y pasar por la sede del Circo.

¿Tienes alguna rutina especial antes de salir al escenario?
Mi preparación empieza con mi maquillaje, es el momento en el que comienzo a traer al personaje. Pienso en lo que ha pasado en el show anterior y lo que puede pasar en el próximo. Es un momento de introspección, a veces pongo música, es algo muy íntimo.

Nosotros los personajes tenemos una dinámica de preparación muy diferente a los acróbatas o malabaristas, que necesitan naturalmente una carga mayor de entrenamientos, mucho más sistemática y rigurosa. Pero cada quien tiene su rutina, en portugués le decimos mandinga, y cada uno tiene su mandinga personal antes de salir.

De todos los shows que has hecho, ¿tienes alguna anécdota especial?
Son tantas, algunas son muy personales. Al Payaso blanco le gustan mucho las palomitas, entonces cuando entro y veo palomitas, sé que puedo jugar con la gente.

En una ocasión, cuando intenté acercarme a una señora grande que se veía bastante fuerte, ella se puso las palomitas debajo de las piernas. Al principio no se me hizo gracioso, porque se cerró al juego, pero después me di cuenta que lo hizo más interesante, fue muy placentero. Nunca sabes cómo va a reaccionar el público, cada día sales y haces el mismo show, el mismo guión, pero es impresionante cómo cambia la dinámica, es una bendición.

¿Qué es lo que más te ha gustado del rato que llevas aquí en México?
Es encantador estar en México, la historia y la cultura me parecen muy bonitas. A nosotros los brasileños nos gusta mucho la comida mexicana, aunque no tanto el picante, seguramente mi máximo de picante es nada para ustedes.

En Brasil también somos latinos, eso nos hace hermanos de sangre, de estilo de vida. Somos países muy parecidos, muy grandes, con grandes poblaciones, con gobernantes con poquísima preocupación social y popular a no ser que trabajen por sus proyectos personales, y que se olvidan también de la cultura.

Si tienes cultura en tu pueblo, tienes todo. Claro que no sucede de un día para otro, porque es un proceso largo y demorado, pero hasta en eso nos parecemos.

Si pudieras describir Corteo con tres palabras, ¿cuáles serían?
Dame 10 segundos: pasión, magia y vida.

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