Diego del Río
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Entrevista con Diego del Río

Razones para ser bonita, Tribus y El chofer y la señora Daysi son algunas de las obras de Diego. Esta vez lleva al escenario una historia sobre la pederastia y la sospecha

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¿Atacamos a partir de los prejuicios? El director Diego del Río monta esta obra, ganadora del Premio Born en el Festival Grec, que trata sobre un aparente caso de pederastia.

¿El tema central es la sospecha o la pederastia?
Uno de los personajes dice: "La sociedad ha cambiado tanto que ahora ni siquiera podemos estar solos con un niño, porque da lugar a dudas". El dramaturgo de esta obra, Josep María Miró, dice que actualmente la sociedad activa todas las alertas para evitar los abusos y hay poco lugar para las muestras de ternura (aunque esto no elimina el hecho de que sucedan las agresiones). En la obra no sabemos si sucede o no el abuso al niño, pues Miró deja abierta la duda para que el espectador haga sus conclusiones. Entonces, más que hablar de la pederastia, la puesta en escena habla del modelo de información: las noticias llegan tan rápido que, apenas las recibimos, ya hacemos conjeturas.

En la versión original, montada en España, hay un recurso escénico que hace que la obra retroceda en el tiempo. ¿Tu montaje es igual?
Lo que sucede es que el texto ya está escrito así, no tiene una secuencia lineal, avanza y retrocede. El actor debe saltar al pasado y regresar al presente en segundos. Esto hace que el espectador haga un juicio que cinco minutos después, ya se cuestiona. Le mueve la jugada para retar su moral.

La trama es muy similar a lo que pasa en la película de Thomas Vinterberg, La caza (2012) y Hamelin, una obra de Juan Mayorga (2009). ¿Cuál es el enfoque novedoso de tu montaje?
En el caso de la película, desde el comienzo plantea que el personaje no es pederasta. Nuestra obra no lo da por hecho. Sin embargo, en ambas sociedades sucede lo mismo, la noticia detona una explosión que le cambia la vida al personaje. En El principio de Arquímedes, el dramaturgo deja que el público se lo cuestione. La obra de Mayorga no la conozco.

¿La escenografía apoya esta narración no cronológica?
La propuesta escenográfica hace que el espectador sienta que el teatro de pronto gira, sin cambiar de butaca, justo para apoyar la narración no lineal del texto. Queremos dar la sensación de que cambió el espacio y tú ya habías visto esta escena, pero desde otro ángulo. Los espectadores están sentados en dos filas sobre el escenario, una frente a la otra, para que vean las miradas de los otros.


¿Cómo trabajas con los actores para que transmitan la impotencia del abuso infantil?
Los personajes están muy bien definidos en el texto, eso lo hace sencillo de entender. El personaje del papá (Héctor Kotsifakis y Arturo Barba) tiene un punto de vista categórico: "Sea o no culpable, no tengo tiempo para especular". La directora de la escuela dice: "Este instructor es profesional, pero no sé nada de su vida privada, entonces no pongo las manos al fuego por él". ¿Qué es lo que pasa? El instructor de natación niega haberle dado un beso en la boca al pequeño, pero acepta habérselo dado en la mejilla. Entonces se pregunta por qué los adultos necesitan saber dónde fue el beso, le parece enfermo que eso cambie la historia. Incluso se le cuestiona si es homosexual, porque en nuestra sociedad eso carga un estigma de culpa. Es uno de los textos mejor escritos que he montado.

El autor es Joseph María Miró, un dramaturgo casi de tu generación. ¿Platicaste con él sobre el montaje ?
Sí, es la primera vez que hablo con el dramaturgo de alguna de mis obras. Él tiene claro que es una obra contemporánea que habla del modelo social que queremos. En Europa hay diferencias con nosotros, por ejemplo, en alguna parte del texto dice que hace 20 años ellos hacían campamentos en los que jugaban "prendas" con los niños y las maestras terminaban en bra. En México eso no se entiende así, hace 20 años ya poníamos mecanismos de alerta al ver eso. Aprovechamos que nuestra actriz (Fernanda Borches) es argentina para hablar de estas diferencias culturales.

Si viene Miró a verla, ¿corre riesgo de no gustarle?

Debo cuidar el tono, porque como sociedad tendemos a hacerlo todo un melodrama y esta historia no debe ser así. Le va a sorprender el ensamble actoral y la reacción del público, porque es mucho más conservador que en Europa.

El principio de Arquímedes. Teatro Julio Castillo. Jue-vie 8pm, sáb 7pm y dom 6pm. $150. Hasta el 27 de abril.

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