El Síndrome de Duchamp, bajo la dramaturgia y dirección de Antonio Vega, es una obra que invita a la reflexión de la vida de un una persona que migra a Estados Unidos, pero no solo desde su condición de migrante sino desde una percepción más humana.
Se presentó por primera vez en el Festival Internacional M1 Singapur Fringe, para posteriormente tener su premiere en México en el 2015 y llegar hasta los escenarios de Nueva York. Es una exquisita obra que mezcla el humor y la teatralidad a través de teatro de objetos y el teatro de títeres. Fue dirigida también por Ana Graham quien da un acercamiento de lo que podremos encontrar en las funciones.
Abrir mundos
Juan, el protagonista de esta obra, es un hombre que ha migrado de México a Nueva York en busca de mejores oportunidades, su mayor anhelo es que enorgullecer a su madre y ser un exitoso comediante. Sin embargo al pasar el tiempo se da cuenta de que el "sueño americano" no es como lo pintaban y se enfrentará a complicaciones en su estancia allí.
A través de esta historia podemos familiarizarnos con el sentimiento de estar en una gran urbe lejos del lugar a donde perteneces, extrañando a la gente que amas, con una cultura desconocida y en soledad.
Ana Graham nos comparte “la función del teatro es plantear preguntas de temas o situaciones que están afectando a la comunidad donde vives o presentas la obra… abrirte nuevos mundos, darte puntos de vista distintos a los que puedas cuestionar”. La directora, a través de su experiencia, ha logrado percibir que la concepción que tenemos sobre el migrante es deshumanizada, en países como México (que es de donde mayormente provienen los migrantes de Estados Unidos) existe un desdén hacia el migrante centroamericano, y según su punto de vista es importante quitarle a estas personas esa condición que los estereotipa e incluso los estigmatiza.
Es por eso que a Juan lo caracteriza su humanidad, al conocerlo te das cuenta de que es una persona común con deseos básicos y esto te invita a empatizar con él.
Datos curiosos
Los títeres son usados, también, dentro de la historia como un recurso al cual acude Juan; en su soledad y con el imperante deseo de tener amigos, decide fabricarse unos para no sentirse tan solo. Lo curioso de esto es que los va empequeñeciendo a escala como una metáfora de cómo lo hace sentir vivir en una ciudad tan enorme.
También te preguntarás ¿qué tiene que ver el título de la obra con toda la trama? y sin spoilearte te decimos que efectivamente se relaciona con el artista rebelde y revolucionario Marcel Duchamp de quien podremos encontrar indicios dentro una escena.
Hasta el 12 de marzo disfruta de El Síndrome de Duchamp en Foro Lucerna de jueves a domingo. Nos vemos en el teatro.
Recomendación. O podrías besarme.