Dentro de una cabaña apartada de todo hay un hombre y una mujer. Afuera hay un río. Y en él, probablemente hay otra mujer. En esta historia, la pasión por la pesca y por la feminidad es el detonante de las acciones de un hombre cuyo misterio es proporcional a su atractivo. La seducción, el enamoramiento y sus consecuencias se dan en un paisaje tan idóneo como inquietante.
El texto de uno de los dramaturgos más relevantes de la Inglaterra actual, Jez Butterworth, —premio Olivier a Mejor obra de 2017 por The Ferryman— llegó a nuestro país el año pasado gracias a la mancuerna de Marina de Tavira y Enrique Singer como productores, con ella como protagonista. En esta segunda temporada, Sergio Bonilla interpreta al hombre, Ana Isabel Esqueira da vida a la mujer e Inés de Tavira es la otra mujer.
Con la traducción de Alfredo Michel Modenessi y dirección de Enrique Singer, El río regresa al Teatro Santa Catarina de la UNAM, espacio idóneo para un texto contemporáneo ambiguo y perturbador, enmarcado por una atmósfera poética que es enfatizada por la escenografía de Alejandro Luna, una institución en ésta área del teatro.
A decir de Marina, la obra aborda una gran paradoja: “A veces buscamos un ideal al que nunca vamos a llegar: como si existiera la idea de la mujer o del hombre que va a ser nuestro gran amor y todas las mujeres y hombres reales que pasan por nuestra vida fueran solo copias de ese ideal”.
La calma o la agitación del río es la metáfora precisa de quiénes somos cuando empezamos o dejamos de amar.
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