“Hay lugares que son eternas remembranzas del dolor”, dice uno de los personajes de ésta pieza que Anton Chéjov concibió como una comedia satírica sobre la decadencia de la aristocracia rusa de finales de siglo XIX. Pero el tiempo se ha encargado de que las obras del dramaturgo y cuentista ruso sean abordadas como tragedias íntimas en las que parece que nada ocurre, salvo un genuino apocalipsis en el interior de los personajes. Tras producir versiones contemporáneas de La gaviota y Tío Vanya -dirigidas por Diego del Río- Óscar Uriel produce ahora El jardín de los cerezos bajo la adaptación y dirección de Angélica Rogel.
Para la directora de obras como El juego de la silla y La piel de Venus, esta obra “es el juego de la memoria, es el fantasma que arrastramos y nos detiene, es el tiempo pasado que fue mejor, el lugar perfecto, la añoranza: cosas intangibles que ya no existen y es doloroso ver que todo eso pueda anclar a alguien y todos ellos están anclados a esos recuerdos. Eso es lo que me interesa resaltar”. Para fortalecer su propuesta, Rogel suprime y condensa personajes, dejando a los esenciales y trasladando casi todos los nombres al castellano.
Entre productor y directora propusieron al reparto, el cual está encabezado por Blanca Guerra en el personaje de una hacendada que regresa a casa sólo para darse cuenta que está perdiéndola. Como sus hijas, Adriana Llabrés y Ana Beatriz Martínez anuncian un duelo actoral, mientras que Concepción Márquez, Carlos Aragón, Alejandro Morales e Ignacio Tahhan son pilares que sostienen con su probada fuerza escénica a esa hacienda que pronto quedará destruida. Como las almas que en ella habitan.
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Time Out dice
Detalles
- Dirección
- Precio
- $350
- Horas de apertura
- Restaurante Lun-dom 2-9pm
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