El paisaje del migrante es el destierro, el despojo, el ser arrojado a un territorio en donde no entiende, no conoce nada y está rodeado de peligros. Allí, en esa violencia que no necesariamente necesita de navajas y cuchillos para mostrarse descarnada, puede radicar también la belleza cuando esa realidad es llevada al terreno de las artes, como sucede en la obra de teatro Cruzando geografías.
Hace casi 20 años, la artista visual iraní Shirin Neshat presentó el video Tooba, un breve documental sobre la migración en el que la sierra de Oaxaca ensambla los paisajes de Irán. Varios años después, esa pieza audiovisual fue el detonante para que Kaveh Parmas, creador escénico iraní afincado en México desde hace varios años, invitara a la dramaturga mexicana Ximena Escalante para llevar ese poema audiovisual al lenguaje del escenario. La odisea la hacen en complicidad con renombrados artistas, como la arquitecta Tatiana Bilbao (en la escenografía) y la propia Shirin Neshat (en el arte visual), creando una completa experiencia que se puede presentar en cualquier espacio escénico, sea o no un recinto teatral.
Un hombre abandonado por los suyos y un pájaro que primero lo acecha y después lo acompaña, se encuentran en un tiempo y un espacio que puede ser cualquiera de la historia de la humanidad, pero que mucho resuena con la actual situación de los migrantes en el mundo. Y es que, como enfatiza Escalante, “la migración es una herida abierta que no cierra. Puede haber pandemias o castillos de lujos y libertad, no importa: la migración rebasa el tiempo, las circunstancias y los lugares”.
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