Entre comerciantes, vagabundos y la actividad inmoral que se vive todos los días por Génova, es difícil encontrar un lugar con la paz suficiente para pensar claro. Aunque no lo creas, Sentidos es un spot que lo logra. Se trata de una sex shop que anuncia su giro con grandes letras de neón rojas.
Cruzar el umbral de esta tienda es entrar al reino de la quietud, lo más grotesco que verás es un muñeco inflable con la cara de Obama. Disfraces, lencería comestible y aceites son lo que encontrarás a primera vista. Sin embargo, la especialidad de este lugar son los vibradores, erróneamente bautizados como consoladores, aunque en realidad deberían llamarse “placer de bolsillo”, porque más que dar consuelo son la garantía de un orgasmo.
Este santuario de las vibraciones tiene a la vista objetos de todas formas, colores y tamaños, seleccionados para satisfacer a los más exigentes. Manuales, de pilas o recargables, tu eliges. Nuestra recomendación es el conejo: un vibrador interno y externo que te asegura ver estrellitas cada que el estrés amenace tu paz mental. Además, aquí encontrarás el lubricante perfecto para evitar cualquier rosadura.
Si de plano te urge usarlo, por 60 pesos entra a las cabinas que resguardan los catálogos de cine erótico.
A diferencia de otras sex shops, en las que hasta el vendedor parece juzgarte todo el tiempo, aquí te despejan todas las dudas que tengas sobre cada uno de los artículos a la venta. Así que olvídate de la pena y atrévete a probar cosas nuevas. En pareja o en una noche de soledad, el resultado será tu ascensión al cielo. Aplausos.
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