Recién descubrí esta sex shop escondida en uno de los viejos edificios del Centro (en el mismo piso gradué unos lentes por sólo 300 pesos, con todo y antireflejante). Entré como cualquier persona entra a una sex shop: con gabardina, lentes oscuros y café en mano. ¿La misión? Encontrar algo que lograra satisfacer a mi muffin, que ya necesitaba una buena actividad paranormal, ya mi muñeco inflable, Brayan Kebin, ya no era opción.
Encontré lo de siempre: dildos de todos tamaños, colores y texturas, películas porno, látigos, medias, corsés, etc. Pero yo quería algo más sensual y erótico, por eso me llamaron la atención los aceites del amor de la marca Kamasutra, que estimulan los sentidos y otras cosas triple equis. También compré un spray de Body Boudoir que, según la etiqueta, ayuda a maximizar las intenciones sensuales, gracias a su fragancia fresca de jazmín, naranja, coco y vainilla. Los compré y me di a la fuga más rápido de lo que duró el reinado de Miss Colombia.
Desde hace mucho me había surgido la curiosidad -necesidad- de usarlos, así que decidí probarlos con mi peor es nada: un tipo que se parece a César Costa. Sólo de pensar en la logística del asunto, imaginé que sería difícil. Pero nada de eso: después de untarnos el líquido, poco a poco fueron despertando canales sensoriales que ni siquiera sabía que tenía.
En Metrópolis también encuentras perfumes como el Tease Tropical, una fragancia de dulces de coco y naranjas espolvoreadas con azúcar de vainilla. También hay sprays con notas florales de violeta suave, jazmín de noche y almizcle puro que despiertan el deseo de seducción. Te prometo que serás una mujer, fascinante, cautivadora, irresistible y sensible; pero fuerte; atrevida, pero conservadora; divorciada, pero casada; monja pero prostituta. Ok, no.
Si de plano la loneliness te está matando como a Britney, el dedo mágico es la opción. Cuesta sólo 50 pesos y créeme, es una joya para esos momentos de estrés
No tienen meses sin intereses, pero cuentan con servicio a domicilio y, según advierte su propaganda, tienen absoluta discreción a la hora de entregar el “paquete”.