Diablitos con hasta cinco cajas apiladas, gritos que te invitan a conocer los artículos de cada
local y el sonido mecánico de los transportes que circulan por las calles del Centro Histórico es lo que envuelve al Mercado Presidente Abelardo L. Rodriguez. Hay distintas entradas y después de examinar el exterior y tratar de entender todo lo que sucedía alrededor, decidí acceder por uno de sus pasajes, un pasillo que exhibe en maniquíes pantalones, sudaderas y vestidos, todos a la venta. Unos pasos más en la penumbra te conducen al resto de los puestos que se expanden sobre una planch continua y que, si somos sinceros, no distan de la oferta de cualquier otro mercado.
En la tercera década del siglo XX, cuando el caos de los puestos ambulantes entorpecía el tránsito en las vías públicas y apenas cuatro mercados existían en la Ciudad de México, decidieron utilizar el predio que en su momento fue ocupado por el Colegio de Indios de San Gregorio, el Colegio de San Gregorio, el Colegio Nacional de Agricultura y el Colegio Militar para edificar este mercado. Con un estilo art decó, el arquitecto A. Muñoz fue el encargado del proyecto en 1933. Por sí mismo el exterior es bastante llamativo, cuatro arcos te obligan a voltear hacia esta edificación en tu paso por República de Venezuela.
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Si observas bien, encontrarás insignias referentes al comercio de mercados en los arcos de
las entradas, además de una placa que te habla sobre su construcción y apertura. A pesar de ello, su principal atractivo son los murales que resguardan sus paredes interiores.
Las tres entradas sobre el callejón Girón muestran trabajos artísticos referentes a la vida en los mercados, todos apenas visibles gracias a los haces de luz que se filtran de la calle y el domo principal. En la esquina del callejón y la calle Rodríguez Puebla hay unas escaleras que te conducen, no sólo a un centro juvenil y un centro comunitario de la alcaldía, sino también a obras en gran formato, que te reciben mientras subes. Después de observarlos por unos minutos, los nombres de los muralistas se hicieron visibles entre sus creaciones: Isamu Noguchi y Marion Greenwood. Desde los inicios de este proyecto, se consideró realizar estas instalaciones artísticas en el mercado y, aunque Diego Rivera no pudo formar parte de la elaboración debido a la carga de trabajo, sí fue partícipe de la dirección de los murales y comisionó a algunos de sus alumnos.
Y este año, el mercado está de manteles largos, pues celebra sus 90 años. ¿Puedes creer que hay negocios que crecieron junto con el mercado? A continuación te contamos sobre algunos.
JUGOS DEL SEÑOR HUGO LEÓN
Su papá inició con el negocio desde los primeros meses del mercado, ahora él, aunque es profesionista, decidió seguir con el negocio familiar. Para la temporada de frío te recomendamos el jugo de kiwi con fresa y naranja, es fresco, dulce (sin ser empalagoso) y delicioso.
LIBRERÍA
Jorge Oliva Quiroz lleva 40 años vendiendo libros y CD’s. Los adultos jóvenes buscan libros históricos para propósitos laborales, mientras que los adultos mayores prefieren la literatura. Sin embargo, lo que más vende en la actualidad son libros de psicología y superación personal.
TACOS DE GUISADO
También me encontré con la familia de la señora Norberta, Norbe para
sus conocidos, quienes cada día desde hace ocho años preparan cinco guisados que venden en tacos. Son muy solicitados, comienzan a las 10am y para las 12:30 han terminado con toda la venta del día.