Con la pandemia el cabello creció y creció. No tenía idea de cómo peinarlo. Hasta que me encontré con el estilista y barbero Uriel —con ocho años de experiencia—, quien me ayudó a recortar el contorno y peinándome de lado y hacia atrás. Lo hizo, aunque muy rápido, cuidadosa y minuciosamente. Esto en la nueva sucursal de las famosas barberías Scalper Studio, en la Juárez.
Al llegar a la esquina de Berlín 38 y Marsella, lo primero que te recibe es la majestuosa fachada de una de las construcciones eclécticas más famosos de la colonia, el edifico Pigeon. Y es que la barbería se encuentra justo debajo del torreón (torre tipo sombrero de bruja) de esta creación del arquitecto R.A. Pigeon, que data de inicios del siglo XX.
Adentro, el decorado es contemporáneo un tanto minimalista. Entre ladrillos, colores blancos y plantas, sobresalen cinco lunas que conforman las cinco estaciones de la barbería, cada una con su propio lavabo y todo lo necesario para el cuidado del cabello y la barba. Aquí, Uriel hizo lo suyo y al terminar, luego del lavado y secado de cabello, me dio a escoger entre colocarme cera natural, mate o brillante. También, de manera muy exprés (como si tuviera prisa), me delineó la barba.
El corte está en $340. Puedes escoger el paquete Scalper grooming que incluye corte, afeitado y delineado de barba por $530. También hay afeitado de cabeza, manicure, pedicure, masaje antiestrés y coloración. Los productos a la venta van desde aftershave hasta pastas de dientes de lujo; son de las marcas Proraso y Marvis, de la casa italiana de Ludovico Martelli.
Con chela en mano y un buen y veloz trabajo del barbero, puse solución al problema del cabello largo de la cuarentena.
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