Si buscas antros y bares más allá del Centro y la Juárez, estas opciones en la Nápoles, Del Valle y Narvarte te hará amar áun más a la CDMX. Date una vuelta con tus amigos y conozcan los los mejores antros, bares y cantinas que tiene la Benito Juárez. Para que sepas a dónde dirigirte, te recomendamos algunos sitios.
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Vida nocturna en Nápoles, Del Valle y Narvarte
Es verdaderamente un respiro que estén abriendo bares de coctelería de calidad fuera de la Roma-Condesa. Manada es un bar nuevecito en la Narvarte, con sillitas de metal y un ambiente minimalista, cuyo concepto es que toda la carta de coctelería se prepara con destilados mexicanos. Incluso el gin o los aperitivos son mexas.
Me lancé a conocerlo un lunes (sí, abre los lunes) y, mientras disfrutaba la gran selección de musical, pedí, junto con las con zanahorias encurtidas con aceitunas, carnosas y aliñadas, el coctel Manada: vermouth infusionado con té milk oolong, aperitivo Primo lavado con arroz y un splash de agua mineral. Un trago balanceado donde se siente la presencia del vermut pero no deja de ser ligero. Ahora que si prefieres vermut solo, hay uno de la casa a 60 pesitos, o varias opciones de vino natural por copeo.
Como el hambre no cedía, probé el hummus con chile poblano y garbanzos enchilados crocantes 一hermosa unión de dos mundos一 y el sándwich de sobrasada con queso que, aunque pequeño, es monchoso y reconfortante.
Aun cuando tienen poco tiempo, aquí no faltan las actividades, ya que constantemente tienen amigos invitados, no sólo de la escena de los bares y gastronómica local, también invitan ilustradores en noches de Drink & Draw como Susana Medina u Olympia Frangos. Ojo, la única queja es que por ahora cierran temprano.
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Pocas cosas dan tanta dicha como encontrar bares tan increíbles como Luvina, el nuevo lugar en la Narvarte. Este es un lugar pequeño; solo tres mesas y una barra, y algunas mesas más en la parte de afuera. La barra está decorada con objetos de barro de Oaxaca y, al fondo, se alcanzan a ver todos los destilados que el bar ofrece: mezcales, sotoles, ginebras, whiskeys, pox, pulques y chelas, todos artesanales, hechos en México y veganos.
Los tragos en Luvina son deliciosos; probamos un par de gin tonics que nos sirvieron primero solo con gin y agua tónica, para que pudiéramos apreciar la ginebra, y después con unas gotitas de bitter. Y sí, todas las ginebras son mexicanas y veganas: de Hidalgo, de la CDMX, de Jalisco o de Baja California. También probamos la carta de sotoles; felizmente le entramos al Coyote de Durango, y las opciones de chela artesanal, de las que probamos una IPA de Cyprez y una Lager de Morenos, ambas marcas de la CDMX.
Lo cool de Luvina, además de los tragos y el ambiente, es que son el primer bar vegano de la CDMX. Además, Luvina es socialmente responsable y procuran favorecer el comercio local. También reducen al mínimo sus desperdicios: toda la cerveza es de barril (así se ahorran las botellas o latas); trabajan con marcas que recuperan sus envases y mandan a centros de reciclaje lo que generan de basura.
Definitivamente, este es el lugar para armar la fiesta rica y responsablemente pero, sobre todo, es el bar que te dejará pensando cómo puedes mejorar t
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Las opciones cerveceras para los que somos cheleros de corazón y vivimos en la Del Valle, Nápoles o aledañas se sienten insuficientes. Hay algunos representantes muy dignos, pero no alcanzan para darnos la variedad que necesitamos. Por eso, cuando me enteré que Lágrimas de Malta había abierto en la Del Valle, corrí a conocerlo.
Lágrimas de malta es un bar de cervezas artesanales mexicanas. En su carta no hay nada de cheves de otras latitudes. Por eso, cuando llegué y vi algunas cervezas industrializadas en los refrigeradores me sorprendí, pero eso hizo sentido al final. Ya llegaremos a ello.
Aquí hay 12 opciones de chelas en tap y algunas más en botella. Me dio mucho gusto ver marcas mexas que no conocía, como la tapatía Colablanca, Emperatriz —que se produce en Iztacalco— o la huasteca Tenek. También me encontré otras cerveceras pequeñitas que sí tenía la fortuna de haber probado como la citadina Itañeñe o la queretana Cuatro Palos y algunos otros grandes exponentes de la escena cervecera artesanal mexicana como Rrëy de Monterrey o Insurgente de Ensenada.
Para empezar, me decidí por una Monstruo de Agua, que se hace con chile habanero. Mi acompañante aceptó las recomendaciones atinadísimas del mesero, quien recomendó una Light Lager de Morenos. Ambas son chelas de la CDMX.
El mesero aprovechó para recomendarnos la promoción: cuatro chelas industrializadas, más dos artesanales, a un precio fijo. Nosotros le preguntamos por qué tenía cervezas industriales, si el resto de la ca
La apariencia de Pin-up tap room es súper desenfadada. Es el bar de la cuadra (que ojalá estuviera en mi cuadra), en donde bien podríamos instalar el home office, para trabajar con la mejor compañía: una cerveza artesanal mexicana, o un vino mexicano.
La oferta de cervezas es cumplidora. Las imperdibles son las de la marca Pin Up’s, las de la casa: la maestra cervecera es la mera patrona de Barley & Wine, que produce sus cervezas y las tiene disponibles en el bar. Pero eso sí, cuando se acaba, se acaba. También hay variedad, al menos 50 cervezas distintas cada semana entre las que se encuentran las viejas conocidas como Wendlandt, Fauna, Delirium y Sierra Nevada.
Si lo tuyo no es la chela también hay una buena oferta de vinos mexicanos. Poquitas etiquetas, pero no se necesita más: Santo Tomás, Vinícola Santa Elena y Cuatro Soles son algunas de las opciones que encontrarás en este bar.
La comida es la típica del bar de chelas. Nosotros le entramos a la tabla de quesos y carnes frías, que está pensada para acompañar a tu copa de vino, pero que también va re bien con una cerveza. Luego nos echamos unas alitas; las de habanero fueron las favoritas. Para terminar, y para compartir, unas papas gajo. La oferta de comida es súper botanera e informal, lo que hace a este bar uno bien cómodo.
Y olvídate de las formalidades. Pin-up tap room es un lugar sencillo, informal y apapachador que te atrapa con un menú curado por expertos en vinos y chelas para que te encuentres con los mejores e
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Las recomendaciones de boca en boca te invitan a visitar Taberna Calacas por primera vez, pero es la experiencia de esa cita la que te convierte en cliente frecuente. Es por eso que hace cinco años, cuando abrió sus puertas, era un oasis para los cerveceros de hueso colorado, y hoy es EL bar artesanal de la Portales y uno de nuestros favoritos de la zona sur de la Ciudad de México.
Hay varias razones por las que, a lo largo de este lustro, la taberna ha construido una sólida y fiel lista de fans. Primero, la amplia variedad de etiquetas que tienen: tanto en las chelas embotelladas o enlatadas que guardan cuidadosamente para mantenerlas a la temperatura adecuada, como las líneas que ofrecen para servirte directamente del barril.
Si bien tienen permanentemente las bebidas de las productoras hermanas —si eres fan de la Stout prueba Bulla Negra (de Sinestesia) o la DIPA 2º año (de La Revoltosa) si prefieres las IPA—, y éstas no tienen desperdicio, procuran mantener versátil su menú en cuanto a estilos y regiones. Encuentras lo mismo cervezas de Hidalgo, Michoacán, Baja California y Yucatán, que importadas de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Y si no sabes cuál elegir, no te preocupes, que en Taberna Calacas son expertos en guiarte para que encuentres el sabor más afín a tus gustos.
Pero sus chelas no son lo único que ha convertido a Taberna Calacas en un hito de la Portales. Tienen un menú de botanas sencillo e infalible: guacamole con chapulines, acompañado de sus respectiv
En cada rincón hay joyas escondidas, y en la calle de Enrique Pestalozzi, ocupando la planta alta del restaurante japonés Deigo, está Kaito del Valle.
Es un cocktail bar— o iazakaya, refiriéndose a una taberna en japonés— donde te recibe un maneki-neko de luces neón, dándole sentido a la frase insignia del bar: if you see this cat, come inside.
Entras a un espacio pequeño y cómodo con decoración nipona, íntimo pero con muy buen ambiente y música que te anima a comenzar la noche. La barra es el punto fundamental: equipada únicamente por bartenders mujeres.
Ya sea que te atienda Jacomine Flores, Jocelyn Espíndola o Claudia Cabrera, pregunta por los tragos de autor, como un pik-a-chu: sake, mezcal, jerez, wasabi y jugo de piña. La presentación es única como el juego de sabores en la boca.
El maneki, hecho con matcha, calpis, jugo de limón, clara de huevo, soda y tapioca es muy fresco, sin ser demasiado dulce, y con un plus en cuanto a texturas.
Cuando termines la parte de bebidas, acércate a la máquina expendedora (que no tiene productos en su interior), te lleva a una sala de karaoke que se renta por hora o sin costo, dependiendo de tu consumo total. A lo mejor terminas cantando puro j-pop. Alejandra Sánchez @foodandboozemx
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Busca un lugar para tomarte unas chelas y darás con algo equis, comida brusca y precios impensables. Pero así no funciona en la Portales, donde surgen pequeñas sorpresas como Beer 4 Cup que rompe los esquemas para darte gusto y ser un punto de reunión favorito para la precopa.
Por la noche la luz multicolor te distrae de las preocupaciones, hay tornamesas con las que amigos y djs invitados ponen el ambiente; según el día encontrarás música distinta, pero la electrónica es el fuerte.
La ley es la chela, artesanal y comercial. Si eres valiente pide las preparadas como la luna azul con esencia de naranja, curazao, sal, limón y escharcha de mora; o bien, la camarónchela preparada con camarones, Clamato, mezcla de salsas, sal, limón y cerveza, toda una botana en la misma presentación. Los tarros van escarchados con chamoy, chilito en polvo y ajonjolí garapiñado, sin duda una sorpresa comestible. Los miércoles están a $50 los litros y en la compra de dos te regalan unos cebollaros.
El antojo es de brochetas de pollo, res o camarón. Pero imperdibles son los toci-poppers, jalapeños rellenos de queso, envueltos en tocino y empanizados, ligeramente picantes y con queso crema que combina muy bien con el tocino; cuidado al morderlos porque escurren un poco de grasa. También encontrarás alitas, nuggets, papas gajo y deditos de atún.
Beer 4 Cup te da todas las herramientas para acelerar la noche y aguantar la fiesta, de pronto será la 1am y no querrás que la barra cierre.
¿Qué mejor que terminar una tarde de películas con bebidas refrescantes al aire libre desde la Cineteca Nacional? En la recién remodelada Terraza de la Cineteca descubrimos un espacio perfecto para pasar una tarde agradable ya sea en tono romántico o amistoso.
Cuenta con área techada, mesas al aire libre y un escenario que durante los fines de semana hará sonar diferentes géneros, como jazz, rock y música electrónica. En la barra solo encontrarás papas y otras botanas como cacahuates, aunque prometen que pronto desarrollarán un menú completo.
Por si Señorito no fuera suficiente, esta terraza apareció como otra excusa para quedarte todo el día en la Cineteca. La entrada a la Terraza es gratis y está abierta de jueves a domingo de 5-11pm, la música comienza a partir de las 7pm, aunque no en domingo. Nosotros le dimos el visto bueno, seguro que tus fines de semana también tendrán a la Terraza de la Cineteca como un clásico.
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Si eres de los que te gusta ver un partido de futbol con comida botanera y unas cervezas heladas, serás feliz en este bar del sur de la ciudad. Tiene las pantallas, las bocinas y las instalaciones facilitadas para ver un Super Bowl, la final de la Champions o la gran pelea de box.
La Esquina tiene un corazón mexicano así que olvídate de las alitas y las hamburguesas, disfruta de tu momento deportivo con aguachiles, tostadas de atún, pulpos asados, pozoles, esquites, e incluso, milanesas. Si vas en grupo considera que hay carnitas por kilo ($360), o la trilogía de gorditas, ideal para probar de todo un poco, como cochinita, chorizo, hongos, queso.
Para beber encontrarás muchas cervezas comerciales, pero salte de la rutina y prueba la cerveza de barril Hércules, hecha en tierras queretanas. Te sorprenderá porque a pesar de tener un sabor fuerte y amargo, no llega a ser pesada y te refresca.
Este bar deportivo tiene todo el potencial para ser el preferido de la zona cuando sean temporadas deportivas, y aunque eso no sea tu fuerte, hay mucha comida bien hecha y excelentes precios.
Después de Foro Normandie y terrazas como Regina, Downtown y Catedral, lo que tanto pedíamos en la CDMX era más lugares para echar fiesta desde tempranas horas del día y Roof 181 nos cayó perfecto. Se trata de un espacio abierto en lo alto de un edificio en la Álamos, a una cuadra del metro Xola, en donde se llevan a cabo eventos especiales de música electrónica, tanto de día como de noche; ambas opciones le dan a este sitio una vista privilegiada y fresca de la colonia. También un área interna con mesas en donde además de escuchar la música puedes tomar un descanso.
La terraza es techada así que las lluvias no representan problema alguno, y en los costados hay vidrios ondeados que previenen la posibilidad de molestas ráfagas de viento; es un lugar bien pensado para estar cómodo. Puedes disfrutar un atardecer bailando con la propuesta musical de un productor local de música electrónica, o con la presentación de un headliner internacional.
El único pero es que funciona como un foro, así que hay que estar pendientes de su página en Facebook para saber cuál será el evento del fin de semana; eso sí, considéralo como un escaparate de fiesta en cuanto tengas la oportunidad. Si quieres organizar algún evento privado también lo puedes hacer.
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