Dicen que todos los caminos llevan a Roma y Zimo, la trattoria en la esquina de la rotonda que conecta Campeche y Saltillo te conduce a donde el fetuccini y spaghetti colgados estratégicamente en la ventana para deleite de los transeúntes son los protagonistas.
Mientras disfrutamos de un refrescante “Flavor love” –combinación de vermouth blanco, licor Itálicus, limón, cardamomo y aqua faba–, ponemos atención a la cocina semiabierta donde la manivela es girada por el maestro de la pasta en la ventana que da a la calle. El lugar es acogedor, con apenas diez mesas, una discreta barra y, por supuesto, la tornamesa del dj con una curada selección de vinilos.
El diseño íntimo y minimalista logra que los comensales entren en atmósfera casera al compartir un espagueti o lasaña como en la Dama y el Vagabundo. Pedimos la entrada de temporada: un dip de flor de calabaza y espinaca bastante cremoso que va bañando en bechamel y se acompaña de pan de masa madre, que también elaboran en el lugar, la porción nos abrió el apetito para seguir con la pasta.
En el menú hay lasaña y carbonara, pero quisimos ir más allá, y pedimos ravioles de mascarpone con limón que van impregnados de una salsa de mantequilla que realza el aroma cítrico, te llevan de inmediato a un verano en Cinque Terre, muy fina y fresca se nota que es preparada al momento. Nos aventuramos con un taglioni al ragú de ossobuco donde la ternera y el queso predominan sobre la pasta y ambas porciones bastaron para compartir en pareja.
La coctelería recorre el negroni, martini o carajillo con destilados nacionales e incorpora toques cítricos o aquafaba para seguir en el mood. Finalmente, y porque el queso nunca sobra, el postre que pedimos se aleja del típico tiramisú o gelato; un helado con queso mascarpone y fresa natural que acentúa perfectamente con la vainilla.
Cabe destacar que de día es un restaurante en toda regla y cerca de las 6 pm el ambiente se torna más de wine bar —la selección de vinos es pequeña pero cumplidora— y la música, los sábados o domingos, no te permitiría tener esa sobremesa de primera cita o charla casual con amigas.