A diferencia de su hermano, Agua y Sal, el nombre de este nuevo restaurante del chef Rodrigo Estrada no salta a primer plano como comida de mar, pero vaya que la hay: Yemanyá significa diosa o madre del agua, y aquí mismo se le evoca a través de un menú armado con pescados, mariscos y frutas tropicales.
A pesar de que el interior de techos altos se rodea por paredes de concreto y celosía oscura, está muy lejos de sentirse como un espacio apagado, todo lo contrario: tiene elegancia relajada, mucha vida gracias a la vegetación y un área de terraza que te acoge con techo de foquitos colgantes.
En el muy extenso menú se ven tanto guiños caribeños como influencias peruanas y brasileñas bajo la tutela de lo mexicano. Hay una santísima trinidad de salsas que quise enfrascar para llevármelas a casa: de chile cuaresmeño con cacao, chile de árbol con mango y habanero con piña; infalible probarlas con las tostadas de maíz azul.
De las entradas frías no faltan los ceviches —el mero mero conocimiento del chef—, pero para zafarse de repetir sabores tienen un tiradito de kampachi cuya salsa de calabaza con coco envuelve el paladar en sentidos aterciopelados, cremosos y sumamente tropicales, tan inusual que da sorpresas con cada bocado.
Para dar entrada a lo caliente, hay un cumplidor taco al pastor de totoaba en adobo de chile guajillo y bañado en un puré de piña asada cuyas propiedades aciditas dan la magia y rebajan cualquier picor, pero sin quitar el encanto natural de la salsa.
Habrá muchos peces en el mar, al igual que mucho para elegir, pero no salgas sin probar el anticucho: pulpo a las brasas tan bien preparado que se disfruta masticar lentamente, en salsa anticuchera a cuya preparación le añadieron chile guajillo y como resultado dio una sensación de adobo aromática y cautivantemente potente.
Cuando la pesca termina, abre paso al cierre dulce con negra maluca, un brownie sin demasiado encanto chocolatoso pero con un fresquísimo cremoso de coco y helado de dulce de brigadeiro.
Si bien el recorrido marítimo termina en muchos pincelazos latinoamericanos, Yemanyá da en el blanco cuando nos dice que quiere darle al comensal cocina tropical para que baile tu alma.