La idea de esta cafetería-restaurante tiene que ver con el estilo neoyorkino: el lugar, la música (pop, jazz, reggae, indie), la decoración y un poco en la forma de servir los platos. Podemos decir que realmente logra hacerte sentir en otro lugar.
Los creadores del concepto son: la chef Florencia España, mexicana con estudios gastronómicos y artísticos, lo cual se nota en los platillos y en el sitio; luego está Keisuke Harada, un japonés neoyorkino que le da su toque a la comida, para que cada plato sea siempre igual, en lo visual, el sabor, incluso en el gramaje (sí, así de ético el asunto).
Probamos la smoked salmón toast, con salmón ahumado, queso crema, cebolla morada, tomate cherry, chile serrano y aceite de oliva, servido en hogaza de semillas. Es balanceado en sabor e ingredientes y disfrutable por lo crujiente, dulce y salado.
Del lado más japo, pedimos una miso lemon soup, con un fondo ligero de algas y pescado, pasta miso, dumplings de verduras, aguacate y chile serrano. Una sopa con una acidez deliciosa y sabores armónicos. Para un almuerzo bien llenador, vete por el burrito de machaca con huevo estilo Sonora, con arroz, frijoles, lechuga, mix de quesos, aguacate y mayonesa de chipotle. Aún con tantos ingredientes, pueden sentirse por separado.
Si no tienes ganas de café, prueba su cerveza artesanal (Yellow Monkey) una india pale, suavecita que te deja un gusto dulce. O un Arnold Palmer (té negro helado con limonada) si quieres algo refrescante para el medio día.
Aquí los platillos son medianos, grandes o gigantes, y se acomodan a tu hambre o tu mood, no tengas empacho en preguntar por recomendaciones, seguro encontrarás algo que te encante, promesa scout.
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