Llegué a Valiant Pub porque me dijeron que ahí se escuchaba buena música —lo cual no sorprende al saber que uno de los dueños estuvo en la banda mexicana de ska Panteón Rococó—. La noche que fui decidí quedarme por su fresca cerveza de barril, pero la razón por la que regreso siempre es por su platillo estrella: las alitas.
La entrada más aclamada de este bar del Centro brilla —literalmente— por la cantidad de salsa que la acompaña. Aunque son de tamaño pequeño, en la cocina son bastante generosos para que cada ángulo de tus alitas quede bien marinado con alguno de sus sabores: búfalo, lemon pepper o barbecue. Las sirven muy doradas, sin necesidad de pasarlas por huevo —como suele ocurrir en algunos establecimientos— y con un aderezo hecho con la receta secreta de la casa, que sí, aunque suene a cliché, está para chuparse los dedos.
El sabor de las alitas te invita a quedarte en el lugar pero también influye el diseño pub, este se enfatiza por estar casi siempre a media luz y el volumen de la música permite seguir la conversación con tu acompañante. Cuando hay bandas en vivo este objetivo obstaculiza pero vale la pena dejarse llevar por las baterías y bajos que rinden tributo a las bandas del rock nacional y las extranjeras.
Aunado a las alitas, el menú de alimentos se distingue por sus opciones de hot dogs: chilli dog, polaca de res y pavo chilli, los cuales se piden en cualquiera de sus tres tamaños: normal, XL o jumbo (de 25 centímetros), y se sirven con una porción de chucrut. La carta de bebidas es modesta en cuanto a variedad se refiere pero se busca darle algo especial, ya sea por el tamaño —como el tarro vikingo— o por la mezcla de sus cocteles —como la margarita de tamarindo de mezcal—.
De lunes a jueves ofrecen varias promociones en tragos y, obviamente, para que disfrutes sus alitas. Hay pantallas para que nunca te pierdas las transmisiones de encuentros deportivos.
Que no te asusten los vagabundos que encuentras alrededor, se accede al Valiant con facilidad y también es seguro al momento de salir, incluso cuando te quedas hasta que cierran el bar.