Trescielos

A pesar de que la cerveza siempre ha sido el mejor acompañante de la pizza, Trescielos nos demuestra que un helado artesanal, elaborado en casa y con técnicas tradicionales, también puede ser un gran acompañante de esta delicia italiana.

Trescielos podría considerarse un paraíso de los gordos. El menú es sencillo y equilibra 13 pizzas con algunas sopas, calzones, pastas y por supuesto, helados.

Aquí no hay complicaciones. Las pizzas fueron nombradas según su posición: Launo, Lados, Latres (así sucesivamente) y sus ingredientes pueden ser tan sencillos como albahaca y jitomate, o más sofisticados como roast beef y corazón de alcachofas. La base de la pizza es delgada y crujiente y la salsa realmente presenta un sabor a tomate. Los amantes de la carne se enamorarán de Latrece, con una atinada combinación de jamón serrano, carne molida y pepperoni. Todas son de buen tamaño, ideales para dos personas.

Ahora, si no andas en mood pizza, puedes probar la lasaña clásica con salsa de tomate y carne (la hay vegetariana), el calzone de carne de res con espinacas o la pasta de fusilli con jamón serrano, espárragos y pimientos amarillos. Si necesitas refrescarte, pide la limonada o alguna cerveza artesanal: hay red ale, ginger ale, bitter, mild y porter.

Por último, no puedes perderte los helados. Al ser elaborados en casa, están dotados de una cremosidad imposible de olvidar. Cada bola de helado se sirve en un pocillo de peltre y los sabores cambian cada 10 días. En mi visita, había de queso mascarpone con frutos rojos, huevito kínder, guanábana, guayaba y fresa con anís. Los suertudos podrán probar el de chocolate con cardamomo, amargo y con una esencia de limón al final de cada cucharada que logrará que te explote la cabeza. Este helado podría ser el dueño de mis quincenas.

Sin embargo, pese a que los productos que ofrecen son de buena calidad, el lugar es muy pequeño: cuentan con algunas mesas al interior del local y muchas más en el exterior. Aunque se ve limpio y colorido, las plantas que adornan la fachada, las mesas y las que cuelgan sobre los comensales parecen no haber sido regadas en semanas, lo que le da una ligera apariencia de descuido.