Este es el nuevo café francés que está conquistando a media ciudad. La razón es su barra de café y bebidas bastante nutrida, así como un menú reducido de desayunos y brunch que promete calidad y es exactamente lo que otorga.
Mi acompañante y yo nos sentamos en el interior y, aunque estaba absolutamente lleno, nunca nos sentimos agobiados por la gente. El decorado del lugar es muy lindo, con colores claros y agradables. Pedí un latte grande que me pareció muy bien ejecutado. También un chocolate caliente que recomiendo si no estás interesado en tomar café. Estaba cremoso, suave, con un toque de canela bien balanceado.
En el frente salado quisimos probar la Baguette Brie, que además del queso francés tiene pechuga de pavo y una ensalada no menos sabrosa que estética y el Croque Monsieur, con queso gouda y jamón york que, a la hora de la verdad, lo convertimos en Croque Madame al agregarle un huevo. Honestamente no creo haber probado uno mejor en algún otro lado.
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Del lado dulce, aunque en un principio iba a pedir un croissant de nutella, pero nos recomendaron que probáramos el French Toast, la especialidad de la casa. El croissant tendrá que esperar, pues nuestro pan francés resultó la joya de la corona. El pan brioche, suave y liviano como debe ser, era muy sabroso en sí mismo, pero espolvoreado con azúcar glass, y acompañado de frutos rojos, crema fresca y maple, prometía variedad de sabores. La sorpresa viene cuando descubres que el pan está relleno de un puré de plátano, lo cual lo hace único.
Mientras lo comía, le escribía a una amiga: “mira, sólo te voy a decir que tienes que probar el pan francés y luego platicamos”. Eso sí, no es particularmente barato, pero los precios son justos. Tip: ve temprano o con tiempo, sobre todo en fin de semana porque es un lugar muy popular por todas las buenas razones.
Adam Vázquez
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