Que no te digan que no hay lugares para comer de madrugada. No te conformes con unas quesadillas en tu casa por ser desvelado y antojadizo, mejor déjate recibir por un enorme trompo de pastor y una plancha que suena constantemente a todo calor.
Tortas al Fuego abre las 24 horas en la concurrida cuadra de Sonora antes de Insurgentes, en la Condesa. El local es pequeño con una larga barra estilo taquería y un par de mesas al fondo para los grupos de desvelados que lograron apañar. En cualquier asiento que tomes el servicio es rápido.
La especialidad son las tortas clásicas a la plancha de jamón, lomo, pierna, milanesa o pastor; pero también hay de pulpo, bacalao o cochinita. Hay sincronizada y sándwiches de salchicha, chorizo, pollo adobado o lomo, entre otras cosas pues prácticamente te los hacen de lo que sea.
Empieza por una sopa de tortilla, sustanciosa y con tiras crujientes de tortilla, crema y queso; si no te convence, los frijoles charros son una combinación voluptuosa de tocino, chorizo y rajas de chile fritas. Más que una entrada, pueden ser tu cena completa y pesada. Para algo más ligerito está el consomé de pollo y el caldo de hongos.
Todo lo de una taquería lo encuentras en el menú. Desde una orden de tacos al pastor –con o sin queso– o un alambre de arrachera (para compartir), puedes pasar por una burrita que es como un burrito de costilla, champiñones o nopales. Por cierto, también te venden el pastor por kilo.
De beber no hay pierde, balancea esas calorías con sus aguas frescas; pregunta por las frutas que tienen disponibles para que te refresques con un litro de agua de fresa, piña u horchata, puedes hacer combinaciones a tu gusto o preferir un licuado, sin importar que vayas de mañana o noche. Sí, también hay cervezas, por si sigues en la fiesta, la estás terminando o la quieres alejar de tu cuerpo.
Como hay de todo, es difícil no darle gusto a cualquier persona con restaurantes como estos. Ahora ya sabes a dónde puedes acudir en esas horas en las que dicen que la noche es aún más oscura y el hambre (antojo) no se apacigua.