El latín tabula significa tabla, y rasa proviene de rasus, que refiere a la propiedad de algo liso y sin estorbo. De esta connotación nace el nombre de un proyecto culinario cuya finalidad es dejar atrás los juicios a la hora de comer. José Ángel González y Luis Felipe Rojas crearon Tabula Rasa hace seis años en la Cuauhtémoc, con un espacio de menos de 50 metros cuadrados; hace un año se cambiaron a un espacio mayor en Tlalpan y la dinámica ha cobrado fuerza conforme el proyecto crece en experiencia: organizar brunch, comidas y cenas con amigos locales y extranjeros, una gama más folclórica además de los restaurantes de comida mexicana para turistas.
Son los primeros en México en usar eatwith, aplicación que conecta a viajeros con citadinos anfitriones de un almuerzo hecho en casa. Con esta app, los externos pagan y apartan la opción que deseen, pero en Tabula Rasa también está abierta la invitación de organizar cualquier tipo de reunión para conocer nuevas personas. Festividades como Día de Muertos con el pan de muerto, para la Fiesta la Candelaria o las mejores roscas de reyes son de los principales.
Mientras Felipe acomoda la mesa, Ángel está en la cocina: “siempre me gustó la idea de cocinar y de servir un platillo hecho con cariño”, comenta el co-fundador. Aunque Ángel no es chef profesional, aprendió las recetas de remembranza, de olores, texturas y cocciones procedentes de la cocina de su mamá, quien de vez en cuando hacía dulces en la Dulcería de Celaya. Este aprendizaje se traspasó al menú base del proyecto que consiste en conocer sobre las mejores garnachas, frutas, queso fresco, sopa de frijol para comida reconfortante y mole negro oaxaqueño.
Entre varios Judas de cartón, vegetación interior y luz natural, Tabula Rasa crea un cálido espacio de aires hogareños. Alrededor están las diferentes vajillas, juegos provenientes de Hidalgo, Querétaro o Oaxaca, hechos por artesanos en cerámica, talavera, barro verde o peltre veracruzano.
Aquí se descubren caras e historias nuevas a través de cucharadas y rebanadas, un rescate de la gastronomía nacional que tiene la necesidad de compartirse y disfrutarse como se debe: ante una larga tabula con sillas y cubiertos.
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