Frente al histórico reloj chino de Bucareli hay una nueva esquina dedicada a la buena pasta. Los chicos de Pastificio, quienes primero nos antojaban desde su tienda en Polanco y nos enseñaban todos los trucos en sus talleres de pasta fresca, están detrás de esta pequeña trattoria en la Juárez. En este spot tranquilo, con joyitas inspiradas en la cocina casual romana, los corazones se ponen felices entre pastas, amigos y vinos italianos.
Uno de los mayores representantes de su cocina son las croquetas de risotto (supplì en italiano), así que fue lo primero que llegó a mi mesa. El suppli al teléfono son dos croquetas rellenas de mozzarella fundido que la verdad duele compartir con alguien; podría comerme cinco yo sola.
Luego vinieron las benditas pastas. La mezze meniche all amatriciana va servida con la clásica salsa de tomate con el punto justo de picante por el peperoncino, y queso pecorino. Una sinfonía. Si no te intimidan las calorías, debes probar su carbonara, cremosa sin llegar a molestar por que la salsa sea demasiado densa, y con sus trozos de guanciale (embutido italiano); más que un plato es un abrazo para el frío que se complementa perfectamente con la acidez de una copa de un blanco siciliano Olli Doc 2021.
Para cerrar, el aroma de una tarta de higos me tentaba desde la barra de la cocina, pero preferí el tiramisú, tan humectado que me recordó a un pastel tres leches.
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