Amo ese sentimiento de encontrar una nueva joya que no sabías que necesitabas. ¿Acabo de citar el slogan de cierta tienda japonesa de chucherías? Sí, pero es justo lo que me pasó con Sunchill. Reconozco que iba con la idea de encontrar un local más de boba tea, con bebidas súper dulces y quizás algunos postres. Sorprendida quedé con este lugar taiwanés.
Caminé varias cuadras casi desiertas por la Cuauhtémoc hasta que me fui acercando y vi que era la única esquina a la redonda con bastante gente. Aquí se arman dos filas, una en la ventanilla de bebidas para llevar y una para entrar a comer. Por supuesto tenía que saciar la curiosidad así que me formé en la segunda.
Sunchill hace honor al país que exportó al mundo entero las bebidas con tapioca: las hay con leche y té negro, verde u hojicha, o bien con matcha, taro o mango. Luego hay otras sin leche de sabores frutales y hasta un yakult de té verde. Pedí un Maracuya QQ Tea, sin leche, a base de té negro. Con el primer trago solo pude decir “wow, qué raro”. Mucho menos dulce de lo que pensaba, el té se nota de buena calidad y las texturas son una locura. Además de las clásicas bolas cafés de los boba tea, éstas llevan sago, que es otro tipo de tapioca más pequeña y casi transparente. Mientras más lo tomaba, más me gustaba.
Creo que esta casa de té va a complacer desde los puristas que solo toman en tetera hasta los más aventureros. Y en esas aventuras también probé uno de los que llaman bigote, con café americano y una espuma cremosa hecha con queso parmesano (sí, leíste bien).
La carta de alimentos contempla platos auténticos taiwaneses. De entrada, te recomiendo compartir al centro los pepinos encurtidos de la casa o las palomitas de pollo, rebosadas con una capa crocante especiada y se dippean en una salsa agridulce. Uno de los favoritos fue el Gua Bao; un panecillo al vapor relleno de tocino de cerdo en cocción lenta, súper tierno y monchoso.
Y como fanática del ramen, no me podía ir sin probar el de Sunchill. Si te vas por el tamaño grande, asegúrate de ir con hambre porque este caldito de res es vasto, está condimentado con las cinco especias chinas, verduras, tallarines y carne que se deshace. Me fui con la satisfacción de quien busca cobre y encuentra oro.
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