Iniciaron como carrito de hot dogs dentro de Madison Square Garden en 2001, y ahora tienen más de 70 ubicaciones en el mundo bajo el concepto de fast-dining: Shake Shack, el revolucionario en la industria resturantera, por fin llega a la Ciudad de México con emblemáticas hamburguesas, malteadas, y creaciones exclusivas para nuestro país.
Aquí no se piensa en las convencionalidades de la comida rápida, Shake Shack te atrapa desde la entrada con un estilo geométrico, minimalista y detallista– por ejemplo, un cuadro del artista visual Claudio Limón, quien elaboró el colorido mural "Una confluencia feliz" antes de la apertura–.
Ingresas, ves la carta y el antojo vuela. El shack-cago dog es un guapo hot dog inspirado en los volúmenes de la comida de Chicago. Trae pepinillos, cebolla, pepino, jitomate, apio y un condimento a base de vegetales, frutas y hierbas que otorga increíbles sensaciones saladas y especiadas.
Vieja confiable y consentida, la shackburger puede pedirse sencilla o doble, trae queso, lechuga, jitomate y la secreta shacksauce (te podemos decir que lleva mayonesa casera, pepinillos y mostaza dijon) de consistencia cremosa y un sentido avinagrado que hace la magia.
La shackstack es vegetariana, una cremosa y crujiente locura con portopello empanizado y relleno de queso muenster y cheddar. Papas fritas con queso para complementar la delitante experiencia quesera.