“Venimos porque aquí hacen muy buen pan”, escuché decir a una señora mayor mientras se asomaba por la vitrina de Saint. Esto, claramente, se confirma probando, pero primero lo primero, que de la vista nace el amor. Y si ver el pan transformado en diferentes formas, texturas y sabores te llena de gozo antes de dar un bocado, llegaste al lugar indicado.
Esta panadería artesanal en la Condesa abrió en medio de una situación non grata para el sector gastronómico; sin embargo, con su corto mes de existencia ha dado de qué hablar entre vecinos y amantes del migajón. El exterior es una paleta en blanco que bien podría pasarse de largo, pero la ventanilla luce atractiva; una vez dentro, el olor a pan horneado, las hogazas crujientes y la sencilla decoración dan el resto del encanto.
Todo se acomoda en un mismo espacio: mesas y bancos altos, más la cocina y sus enormes hornos a un costado al fondo. La selección corre a cargo del panadero autodidacta Daniel López, originario de Saltillo y se especializó en San Francisco. Gracias a estos conocimientos de panificación, Saint es especialista en sourdough (pan fermentado), mismo que merece probarse rebanado y con una pincelada de olivo.
Hay una tosta con aguacate y huevo tibio cuya salsa de jitomate presume de acidez y tonos ahumados tan particulares que se antoja para usar en todos los guisos posibles. La tapa de ejotes y cheddar con queso de cabra con miel abraza las sensaciones saladas y dulces sin error.
Si buscabas un postre rápido tienen una azucarosa tarta de frutos rojos con base crujiente; el que no querrás compartir es el kougin amann, un pan de la región francesa de Bretaña que te atrapa con su corteza caramelizada y tamaño individual. El puro nombre del chocolatín almendrado ya cautiva, y aunque el frangipane con el que se hornea le da consistencia muy mantequillosa, cumple con todos los cometidos golosos.
De entre la selección clásica de cafés (americanos, lattes y demás), a estos bocados les va bien un aterciopelado flat white. Y así, tras un mar de emociones que llegaron en los últimos meses, Saint nos demostró que las penas con pan sí son menos.