Dicen por ahí que el 20 de agosto es el día de las papas fritas. Pero nosotros pensamos que todos los días son buenos para comerlas. Este platillo es perfecto como botana, para acompañar a tu hamburguesa o hot dog y también para ir a un lado de tu corte de carne. De hecho, las papas fritas nos gustan tanto que ya hay quienes las han convertido en el platillo principal, agregándoles toppings y salsas deliciosas.
Nosotros las llamamos papas fritas o papas a la francesa, pero la realidad es que su origen se disputa entre Francia y Bélgica. Los franceses dicen que los vendedores ambulantes que se instalaban en el Pont Neuf antes de la Revolución Francesa fueron los primeros en freír las papas. Pero los belgas aseguran que ellos las comenzaron a preparar un siglo antes para sobrevivir a los fríos inviernos de su país, cuando los ríos se congelaban y les era imposible pescar.
Lo que es un hecho es que las papas llegaron a Europa gracias a los españoles, que las encontraron en la actual Colombia.
Pero, definitivamente, quienes popularizaron las papas a la francesa fueron los estadounidenses, quienes les llamaron así, papas a la francesa, porque fueron los franceses quienes comenzaron a prepararlas en las tierras del tío Sam. De hecho, se cree que Honore Julien, el cocinero del ex presidente de Estados Unidos Thomas Jefferson, fue quien comenzó a servir este plato en la Casa Blanca.
El caso es que el nombre de papas a la francesa se lo debemos a los gringos… excepto por esa memorable ocasión en la que Francia no dio su apoyo a EEUU en la invasión a Irak y entonces el nombre de papas a la francesa cambió por papas de la libertad… pero haciendo a un lado ese penoso suceso, sí: la popularidad de las papas fritas se la debemos a nuestros vecinos del norte.
Estaría padre que cuando te comieras tus papas recordaras de dónde vienen. O no, también puedes disfrutarlas y ya. Y, para celebrar lo ricas que son, aquí te dejamos nuestras favoritas de la CDMX.
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