Punto de Encuentro es un rincón instagrameable en la del Valle Norte que además de pimpear varios feeds de Instagram, también resguarda mil historias que han sido acompañadas de una barra de café y una excepcional panadería, aquí les cuento más detalles.
A inicios de la pandemia, descubrí esta acogedora cafetería que se volvió mi escape después de estar varios meses en total encierro. La decoración del lugar es con mosaicos y paredes blancas a las que adorna una necesaria dosis de naturaleza gracias a los árboles y plantas que decoran el lugar. El mobiliario es de metal, madera y esponjosos acentos en sus asientos que hacen de este spot con tintes nórdicos un lugar de paz tan necesario en esta caótica pero fascinante CDMX.
El café Punto de Encuentro no se creó para fanfarronear; pude platicar con uno de sus creadores, quien comenta que “no nos consideramos una barra de especialidad, aunque varias veces nos meten en esa canasta”. Es decir, el café aquí es modesto, pero delicioso —nada de métodos de extracción, solamente tazas ricas—; ese que te invita a sentirte en casa sin estar en ella, que te incita a generar vínculos con quienes lo compartes, que te deja disfrutarte si lo bebes a solas o que te echa porras cuando de trabajo se trata.
Parte del mood que busca transmitir Punto de Encuentro y que de verdad se siente en cada rincón es la calidez y la convivencia, de ahí el nombre. El ambiente es de lo más random; un día puedes encontrarte un grupo de ciclistas cargando energía; otro algunos freelancers hablando de proyectos, a la vez que hay parejitas melosas derramando miel, una abuelita con su perro comprando el pan para la cena o a un solitario como yo, que lo único que quiere es relajarse con un latte deslactosado y una pieza de pan.
Su carta es muy sencilla pero funcional. Hay bebidas a base de espresso, chocolate caliente, matcha, tisanas, un par de sándwiches y, la joya de la corona, una exquisita variedad de pan de masa madre, creación de Panadería Costra, los mismos de la Narvarte; sus imperdibles son el chocolatín, el croissant de dulce de leche, el croissant de crema de avellanas y los cubiletes de queso con mermelada artesanal, verdaderas delicias que los harán regresar para acompañar esas piezas de pan con mi bebida favorita, y mi recomendación para disfrutar del café del lugar: un latte.
Ángel Zavaleta (Comelón)
Te recomendamos: Tostados