Pollo Bruto surge como un oasis entre un desierto de propuestas culinarias homologadas y, francamente, ya aburridas. Antes de la pandemia, el espacio que ahora alberga a Pollo Bruto estaba destinado para ser un restaurante de manteles largos. Pero pasó lo que pasó y ahora este lugar, vestido a modo de puesto callejero en una esquina, ha roto los feeds de Instagram y ha llegado a los corazones de quienes lo visitamos.
Cuando llegues, verás bancos de plástico y mesas conformadas por un huacal y una tabla de madera: lienzo del hiper festín que está por venir.
En la carta hay pollos o quesos panela con distintos adobos (verde, rojo y amarillo), que puedes pedir enteros, por taco, en ensalada o en bowl. También hay (¡bendito Dios!) caldos picositos, reconfortantes, apapachadores y que te curarán de cualquier pecado. Mi consentido, el caldo con pollo, lleva garbanzo, arroz, aguacate, tiritas de tortilla frita y trocitos de pollo (tip: el plato es súper abundante, pídelo dividido para compartir).
Elegir guarnición es más difícil que escoger tu starter en Pokémon: el arroz ranchero sabe al abrazo materno; el pico bruto es un alarde de técnica y de la capacidad de innovación de Nano, el chef ejecutivo; los frijoles charros con tortillas de harina harán a nuestros hermanos norteños que habitan en la CDMX sentirse como en casa… total, ve con hambre para que lo pruebes todo.
La carta de bebidas es breve: agua mineral, refresco de cola, cerveza Carta Blanca, mezcal y, las estrellas de la casa, las naranjadas, que están hechas con naranja natural y que puedes pedir con o sin mezcal.
Ahora, imagínense ustedes que el postre es tan, pero tan rifado, que no tienen más que ese: el sándwich de nieve. Se trata de un helado de pay de limón entre dos galletas, lo suficientemente crujientes y firmes como para que no hagas el ridículo mientras te comes un helado con las manos.
Si vas en fin de semana, revisa los especiales: tienen colaboraciones frecuentes con otros restaurantes de la zona.
Pollo Bruto es la nueva joya de la Roma, y aquí les dejamos (con mucho trabajo emocional) nuestros tres imprescindibles:
Pico Bruto
La versión pimpeada del pico de gallo que, además de los ingredientes que ya conoces, lleva tabule maíz. $45
Taco de pollo
Escoge el adobo que sea, no hay falla. Es más: cómete uno de cada uno, con su limón y su salsita, estos tacos saben a amor del bueno. $49
Sándwich de nieve
No te vamos a dejar ir sin postre: helado pay de limón entre dos galletas bien crujientes. Una verdadera delicia. $40