Un rincón italiano bastante pequeño, pero acogedor, en Clavería. El restaurante existe desde 1983 y, aunque tiene varios platos de especialidad, las joyas de la casa son las pizzas. Se entiende por qué: todas ellas son de horno; tienen un pan delgado, más suave que crujiente, pero igual de rico, y tienen 20 sabores distintos, para carnívoros o vegetarianos.
Son icónicas su Margarita, Napolitana, de salami, hongos con doble queso y la Mexicana. No obstante, entre las que no muchos conocen, pero también valen la pena, están la Nórdica, con salmón ahumado, alcaparras, cebolla morada y perejil; la Marinara, con camarones, pimiento rojo, cebolla morada y chiles serranos, y la Cuatro Quesos, con provolone, Chihuahua, gouda y de cabra.
Más allá de las pizzas hay paninis de buen tamaño, rellenos de jamón serrano o mortadelas artesanales, así como milanesas napolitanas, medallones y filetes de pescados con hierbas finas. También hay pastas (la lasaña es imperdible) y ensaladas en porción individual y media. De los postres, el que mejor les sale es el estrudel de manzana con piñón y nuez.
Su carta de vinos tiene etiquetas mexicanas e importadas. También tienen cervezas nacionales de tap. Marco Polo es un lugar donde se come con sabor a casa y recetas italianas originales. Solo una recomendación: aparta mesa, porque siempre se llena.
Qué es: un restaurante italiano en donde las pizzas son la joya de la corona. Existen desde 1983.
Qué probar: la pizza nórdica: el salmón se siente fresco y queda perfecto con el mozzarella derretido y un vino blanco.