Para que tengamos opciones de pizzas a domicilio, han tenido que pasar años de historia. De hecho, nuestras queridas pizzas son hijas de la tradición mediterránea y ancestral de los panes planos (hola, focaccias y pan árabe).
La pizza fue tomando forma de pizza en Nápoles, y era un alimento que, por su bajo costo, se consumía entre las familias más pobres: un pan sobre el que se ponían los ingredientes que se tuvieran a la mano. Con el paso del tiempo éste platillo se extendió por el resto de Italia y, más adelante, por toda Europa y Estados Unidos, gracias a los migrantes italianos, que llevaron sus costumbres alimentarias a todo el mundo.
Fueron los panaderos italianos que llegaron a Nueva York quienes comenzaron a producir pizzas. Uno de los primeros fue Genaro Lombardi, cuyo restaurante todavía se puede visitar en el barrio de Little Italy.
Por ahí de los cincuenta, los clavados en los negocios vieron en la pizza una oportunidad; de esta forma surgió la primera franquicia, Shakey’s Pizza. Y en 1957 los supermercados comenzaron a vender pizza congelada. Así, este alimento, primero recurso de los menos afortunados y luego platillo identitario italiano, se convirtió en fast food.
Para nuestra fortuna, en fechas recientes el gusto por la pizza hecha bien y sin prisas ha facilitado que varias propuestas pizzeras encuentren su lugar en nuestra ciudad. Todas estas pizzas llegan a tu casa y en su confección privilegian los procesos lentos, los ingredientes de calidad y, por supuesto, sus pizzas súper rifadas. Pásale y ve haciendo hambre.
Pásale y acompaña tu cerveza a domicilio en la CDMX con una de estas pizzas a domicilio.
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