Hace unos días andaba en la frontera entre la Narvarte y la Del Valle al Sur, sobre Diagonal de San Antonio, y traía un malévolo ataque de antojo; de esos que te obligan a morder el brazo del que va a tu lado con tal de saciar ese antojo de pan y café. Pero para fortuna de los que caminaban a mi lado Pan de Nube se cruzó en mi camino; además el cielo ennegrecido presagiaba una intensa tormenta, lo que me estimulaba aún más a detenerme por ahí. Como era de esperarse, frente a la vitrina de cristal había varias personas pidiendo sus piezas de pan cual abejas pegadas al panal.
Este es el lugar ideal para empezar de buenas tu jornada, para que te apapachen, para reconfortarte cuando el día ha salido distinto a lo que esperabas. Pan de Nube es un sitio donde te reúnes con amigos para olvidarte del trajín de esta ciudad, un espacio tan íntimo incluso para ir en pareja, con la compañía de un buen libro, o simplemente para sentarte a reflexionar mientras tu paladar hace el resto con las maravillas que esta panadería ofrece desde hace seis años.
Para sorpresa mía, Lluvia, la dueña de Pan de Nube, acaba de incluir nuevas variedades de pan en la carta, así que no pude resistirme a probarlas. Ni supe por cual comenzar: después de probarlas (casi) todas intenté establecer, a mi parecer, cuál fue la mejor, pero fue imposible. El cubilete hecho con masa de hojaldre con glasé de matcha es crujiente y el sabor de esta hierba está increíblemente presente y balanceado; creí que se perdería el sabor por ser tan sutil, pero da en el clavo y sin empalagar. También hacen un rol de canela con nuez garapiñada que al morderlo deja sentir un relleno de mantequilla y mucha más nuez garapiñada.
La berlinesa rellena de crema pastelera, muy típica de la panadería de esquina, pero con un toque peculiar que realza el sabor con la ralladura de limón revuelta en la masa y bien espolvoreada por fuera con la misma pócima. No puede faltar el clásico panqué de elote sin espolvorear o espolvoreado con azúcar glas o el ya famoso panqué de rompope, que es de los primeros panes de Pan de Nube y de los más aclamados por su fiel clientela. El chocolatín lo puedes encontrar ya sea clásico o con relleno de chocolate y plátano con una costra de coco rallado.
Recomiendo los sándwiches que hacen con pan brioche. Yo me comí el de roast beef que merece mención honorifica; lleva arúgula, le untan mermelada de tomates cherry y lo gratinan con queso Gouda. Para rematar, te traen a un lado una salsa macha con pepita y ajonjolí, simplemente de campeonato. Para los más chavitos, pídeles una donita glaseada con granillo de colores acompañado de chocolate caliente con bombones (este plato en verdad le llegó directo a mi niñez).
Diariamente hornean un promedio de 160 a 200 piezas de pan que comienzan a desfilar a partir de las nueve de la mañana. Hornean alrededor de 25 variedades, así que ve temprano, porque los panes se acaban.
Los fines de semana también son súper movidos porque se dejan caer familias completas, ansiosas de llenar sus venas con gozosas y azucaradas creaciones. Y algunos domingos se organizan cursos con temas alrededor del pan, como rellenos, masas y figuras; toda la información sobre los cursos está disponible en las redes sociales de Pan de Nube.
Para Pan de Nube, la pandemia se convirtió en una época de mucho trabajo, incluso sirvió para detonar el servicio a domicilio, pero de una forma súper justa y sustentable. Generó trabajo a la comunidad ciclista de la CDMX; hoy conforman una red de repartidores que entrega por toda la ciudad en horarios específicos de 11am a 12pm y de 12 a 1pm, de lunes a sábado. Si quieres hacer tu pedido, hazlo con anticipación y consulta las áreas de reparto.
Y si la cartera anda flaca, puedes pasar por pan de ayer; piezas de pan que les quedaron del día anterior y que dan a una tercera parte de su precio. Es un surtido de tres piezas al azar que guardan en bolsas de celofán lo que ayuda a conservar la esponjosidad y sabor.
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