Los talentosos chefs Diego Niño y César Vázquez, formaron un dúo dinámico que ahora busca enganchar a los comensales de la zona hotelera de Polanco con su cocina contemporánea de productos de temporada. Esta última frase es demasiado genérica, pues trabajar con ingredientes de estación es lo menos que le pedimos a cualquier chef que se precie de su oficio, así que mejor pasemos a los platos: primero probé los brioches al vapor de pato laqueado con pepino persa y jocoque, tres panecillos de inspiración china-árabe en los que la grasa del relleno de pato se equilibra con la frescura del pepino y la acidez del jocoque.
Siguieron unos ravioli de hongos con crema de flor de calabaza y aceite de trufa. Era una buena porción para ser entrada y estaban cocinados al dente pero, en contraste con lo salado de los brioches de pato, se sintieron un poquitín desabridos. El plato fuerte fue un filete de res con puré de coliflor, cebollas asadas y hongos en escabeche: la carne llegó en su punto y con sazón justa; pidiendo al mesero un poco más de la salsa con la que lo acompañan se disfruta todavía más, pues no es un corte naturalmente jugoso.
En los postres se luce su chef dulce, Mena Rebolledo; el gran favorito fue la tarta helada de limón con lemon curd, ligera, cremosa y de una acidez perfectamente controlada, servida con crujientes merengues de cardamomo.
Su por ahora breve carta de vinos, armada por Deby Beard, una de las socias, está pensada para hacer juego con todo el menú y, como es de esperarse, incluye de manera destacada sus vinos Friné, que están a la venta, así como las copas Riedel que ella representa en México.
Desde su cocina abierta llegaban aromas que antojaban y pasaban platos tan bien emplatados que daban ganas de ordenarlos, como su ensalada de pulpo rostizado con jugo de aceituna verde o el arroz negro con alioli, rábanos en escabeche y calamares rellenos de chicharrón prensado: será para la próxima. También se nota la constante comunicación y el buen ambiente de su equipo y eso se transmite a los comensales; es un logro que en un restaurante comandado por chefs tan jóvenes desde la primera visita queden ganas de regresar y probar el resto de sus propuestas.