"Qué chimba volverte a ver" se lee en lo alto cuando vas llegando a Mita, la nueva esquina de cocina colombiana en la Santa María. El lugar, sencillo, salpicado de juguetitos y detalles lindos y tropicales, te recibe con la calidez del pueblo sudamericano.
Apenas nos sentamos, nos explican que el menú está pensado para compartir al centro, y que se formó de clásicos colombianos adaptados a los ingredientes locales con el twist del chef Juan Granados. Todo en la carta suena tan bien que vas a necesitar ayuda para decidir, pero primero, un refajo, que es la mezcla de una cerveza clara y refresco rojo, tipo Senzao (Sí, todavía existe). Lo pedí con temor de que fuera demasiado dulce, pero en realidad es balanceado y fresco.
De las entradas, nos fuimos por las croquetas de papa, bien doraditas, rellenas de queso menonita, sobre un suero costeño —es decir, una crema de leche muy suave hecha en casa— rematadas con un puntito de mayonesa picante.
De ahí pasamos al que resultó el favorito del día, en una ollita se acomoda una porción de res glaseada en piloncillo, tres mini arepas de requesón (ternura al mil) y brotes de hojas verdes. Sazón casero y apapachador que te va a hacer volver. También probamos los camarones sobre un arroz guisado con jitomate y leche de coco; puede que este te cueste si no sueles comer cosas agridulces.
Deja espacio porque el postre que merece ochocientos corazoncitos es el mousse de arequipe (primo hermano de la cajeta). Su textura extra ligera contrasta con la base de galleta y lleva unas fresas lactofermentadas que incluso saben ligeramente saladas sin que moleste.
Mita también tiene su cara matutina con arepa de huevito y cafecito colombiano que morimos por probar. ¿Sí o qué?
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